"Algo"

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Escuchaba una voz de fondo...

«Chuuya», identificó su mente de inmediato.

Sonaba contento.

Las comisuras de sus labios se curvaron levemente aunque aún no estuviera despierto del todo.

Entre la somnolencia pudo deducir que la voz venía desde la sala de estar. Chuuya reía y soltaba algunas palabras como "sentado", "pata", "gira", para luego felicitar al "perro más bonito e inteligente del planeta".

Baki por supuesto tenía que quitarle la atención de Chuuya desde la primera hora del día.

Por eso no le gustaban los perros.

Necesitan tanta atención, tantos cuidados... al fin y al cabo son una vida más. Y si alguien decidía adoptar, debía asegurarse de que ese ser vivo tuviese una vida plena.

Dazai odiaba ser el responsable del desarrollo y cuidado de una vida; porque ni siquiera era capaz de mantener en orden la suya.

"Pero no veo a Atsushi quejarse de los cuidados y las enseñanzas que le diste desde sus catorce años. Es más, siempre ha estado muy agradecido contigo. Le ayudaste a superar muchas cosas. Y aunque te hiciste cargo de él solo a tus dieciocho años, él te ve como su figura paterna."

Le había dicho Oda cuando le comentó que no estaba realmente seguro si podría ser un dueño responsable para Baki.

"Si lo que te preocupa es que esté demasiado tiempo en el apartamento, recuerda que los niños y yo te ayudaremos con eso cuando no puedas prestarle mucha atención. Además, dudo que Chuuya-kun te deje el cuidado de Baki solo a ti. Lo harás bien, Dazai."

Y finalmente, Dazai se armó de valor y aceptó tomar la gran responsabilidad que significaba adoptar un perro.

(Ni siquiera era realmente consciente de que aquello le había impulsado a ser más activo. Incluso había desarrollado la rutina de sacar a Baki por las mañanas).

Cuando estuvo completamente despierto, finalmente se levantó y caminó hasta la sala de estar.

Observó a Chuuya sentado en el sofá mientras acariciaba al cachorro que estaba sobre su regazo. Su espalda se mantenía alejada del respaldo del sofá, procurando no apoyarse en este último.

Le gustaba... le gustaba mucho ver que Chuuya se sentía cómodo en su apartamento. Adoraba verlo allí.

Adoraba verlo con una sonrisa.

Adoraba verlo feliz.

"¡¿Me estás diciendo que ese idiota de allá rompió tu mayor sueño en la vida?!"

"Sí, Shirase."

La tenue sonrisa que se había formado al estar mirando a Chuuya, desapareció lentamente al recordar aquel intercambio de palabras. Él sabía que Chuuya no quería darle la razón a Shirase y que se había visto obligado a hacerlo por su propio bien pero...

Eso no quitaba que, hasta cierto punto, aquellas palabras cargaran con algunas cuantas verdades.

Como el hecho que Dazai realmente había destruido algo que Chuuya apreciaba desde niño, y que le había hecho daño todos esos años rechazándolo aunque fuese indirectamente.

Había condenado a Chuuya a ver todos los días un hilo destrozado atado a su dedo meñique, como si fuera un recordatorio de lo averiada que estaba la conexión entre sus almas.

Había condenado a Chuuya a ver completamente marchito aquello que tanto le había hecho feliz durante su niñez.

¿Realmente podría llegar a ser alguien digno para Chuuya?

Red Connection • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora