Chuuya se sentía enfermo. Intentó actuar normal mientras las náuseas le revolvían el estómago.
Tuvo que recurrir a las estúpidas disculpas por el incidente en el primer encuentro que tuvieron. Y Dazai, al igual que Oda, le dijo que no había nada raro en perder la calma cuando se era un universitario con un trabajo. Que incluso a él le pasaba de vez en cuando.
Chuuya se excusó con que debía comenzar a trabajar, y Dazai le dijo que había sido un gusto conocerlo y que seguramente se verían más a menudo porque estaba de acuerdo con Oda de que The Flags era un gran lugar para tomar un descanso.
El pelirrojo apretó los labios y mordió su lengua antes de sonreír falsamente.
Porque diablos, no. Chuuya no estaba seguro de poder soportar ver a Dazai con frecuencia en su lugar de trabajo.
No estaba seguro de poder ver todas las semanas a la persona con la cual había soñado con encontrarse desde que era un niño, y que esta no sea consciente de quién es él.
—La próxima vez que vengas, procura no vestir como si estuvieras de luto o como si formaras parte de una organización clandestina. Llamas demasiado la atención —mencionó algo enfadado mientras retiraba la taza vacía de Dazai.
Por supuesto que llamaba la atención. Y Chuuya se vio obligado a sentirse enfadado consigo mismo por haber generado una debilidad hacia el castaño en ropas formales tan luego.
—Chuuyah —se quejó con tono infantil—. Estás siendo tan malo en tan poco tiempo de conocernos. Mis evaluaciones tienen código de vestimenta y me obligan a ir vestido así, o de lo contrario no puedo tomarlos.
—Le diré a Gin-chan que te traiga la cuenta. —Actuó como si el lado juguetón de Dazai no fuera nuevo para él y no se estuviese aguantando las ganas de dirigirle una mirada llena de afecto.
Antes de que Chuuya se encaminara a la cocina, se vio obligado a detenerse por el cuidadoso pero firme agarre en su muñeca.
El pelirrojo bajó la mirada y se deleitó con la vista de su muñeca siendo envuelta completamente por los largos dedos de Dazai.
Y a pesar de que Dazai había inmovilizado su brazo desocupado, su otra mano tembló y casi deja caer la taza al suelo.
Dazai le sonrió sin soltar su agarre.
—Gracias por regalarme algo de tu valioso tiempo, Chuuya. Ahora entiendo por qué Gin-chan estaba tan entusiasmada por presentarte. Eres realmente adorable.
Chuuya dejó caer la taza al suelo.
—¡¡Chuuya-san!! —gritó Gin desde su lugar, a un par de metros.
Chuuya apenas la escuchó, lo único que podía oír era cómo la sangre se le subía a la cabeza por la vergüenza que sentía en ese preciso instante.
Maldito Dazai Osamu.
—Lindo —soltó con una sonrisa complacida en el rostro. Ignorando completamente el hecho de la taza estrellada en el suelo.
—¡¡Cállate!! —Chuuya sentía sus mejillas arder como si se hubiese insolado.
Al menos... Aunque fuese temporalmente, Chuuya había logrado distraerse y disipar el dolor y el sentimiento de soledad que lo acompañaría por el resto de los días.
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Red Connection • Soukoku • Finalizada
FanfictionDesde niño a Nakahara Chuuya se le habló sobre la importancia del brillante hilo rojo que estaba atado a su dedo meñique. "Ese hilo te ata a una persona muy especial. Y para encontrarla, no puedes cortarlo", "te amará tanto como nosotros a ti", le...