Red Connection • Soukoku • Finalizada

"Un buen hombre"

—Si piensas investigar los antecedentes penales de cualquier persona que se le acerque a Chuuya-kun y que muestre cierto interés por él, déjame decirte que no es un comportamiento muy sano de tu parte —criticó Yosano sin ni una pizca de delicadeza.

Observaba de brazos cruzados y mirada rígida las acciones de Dazai. El susodicho tecleaba en la computadora sin escrúpulo alguno, buscando la información del tal Shirase desde bastante temprano.

—Yosano-sensei, sinceramente, si se trata de la vida de Chuuya no me interesa verme como la escoria que crees que soy ahora mismo —declaró con tranquilidad y sin quitar la mirada de la pantalla.

—Dazai, ese chico es el hermano menor de Kouyou, y tú eres un amigo muy querido. No voy dejar que comiences a tener este tipo de comportamiento tóxico, ya sea por tu propio bien, o por el de Chuuya-kun.

—Sensei, ese chico es mi alma gemela y aunque no lo fuera me temo que desde hace bastante tiempo estoy desarrollando fuertes sentimientos por él, y aunque no me guste admitirlo, conozco como se ve la gente con ciertos desequilibrios químicos en el cerebro.

En ese momento, la página web mostró la foto de perfil e información completa de Shirase.

Dazai se volteó para mirar a Yosano a los ojos.

—Admito que es solo una corazonada, pero no soy solo un detective, Yosano-sensei. También soy estudiante de leyes y mis prácticas consisten mayoritariamente en lidiar con este tipo de personas.

Dazai volvió su mirada a la pantalla, comenzando leer rápidamente la información.

—Tú mejor que nadie sabes que el ojo se afina después de un tiempo, ¿no? Puedes dar un diagnóstico casi completo con solo recibir un poco de información y observar el estado físico de tus pacientes, o el de un cadáver... Bueno, lo mismo va para mi cuando se trata de este tipo de personas. Sé reconocer ciertos rasgos en sus personalidades. Y el hecho de que me haya tomado horas buscar su información porque figuraba con otro nombre en Inglaterra, ya me dice bastante —soltó un suspiro, y arrastró la silla hacia atrás.

Tenía que comenzar a actuar rápido; ya era bastante tarde.

—¿Quieres leer un poco? —preguntó Dazai con seriedad—. Si va en contra de tu ética, lo voy a entender. Pero déjame decirte que incluso yo hubiera estado feliz de que mis sospechas no fueran ciertas.

Y con eso, Dazai se retiró de la oficina. La página web quedó abierta, y a pesar de que Yosano respetaba la privacidad de los civiles, confiaba profundamente en su amigo.

Cuando miró la pantalla, sus ojos se desorbitaron, y una sonrisa tétrica se dibujó en su rostro.

—Maldito demente... —susurró con voz temblorosa.

Segundos después, su celular comenzó a vibrar en el bolsillo de su bata. Cuando vio de quién se trataba, contestó de inmediato.

—¿Qué dices entonces, Yosano-sensei? —preguntó Dazai desde la otra línea— Odio tomar en cuenta esto, pero necesito a una doctora de confianza en caso de que cualquier emergencia.

Yosano apretó el celular entre sus manos. Dazai se escuchaba con la voz agitada y el sonido del ambiente dejaba en evidencia que debía estar corriendo por las calles.

—¿Tienes algún plan?

—Por el momento debo hacer algunas cosas e informar a la policía para idear algo improvisado. Desconozco el paradero de Shirase pero lo más seguro es que tenga pensado ver a Chuuya.

—Bien. Llámame o envíame un mensaje cuando tengas algo armado en esa cabeza tuya.

—Está bien —afirmó—. Por cierto, Yosano-sensei... Estoy seguro que sabes que es mala idea alertar a la hermana y a los padres de Chuuya, ¿concordamos?