"¿Por qué no puedes ver tu hilo rojo?"
Era la pregunta que estaba atascada en su garganta, tan persistente y molesta como un nudo que dificulta el tragar y respirar.
No obstante, ningún sonido salió de sus labios.
No. No podía hacerlo. No encontraba la valentía en sí mismo para preguntar tal cosa.
No ahora que podía disfrutar de la cercanía de Dazai hasta el punto en que incluso su enlace se veía más saludable.
Preguntar directamente por el hilo que los unía a ambos y que Dazai no podía ver, lo delataría completamente. Y aún no sabía qué es lo que opinaba Dazai en cuanto a las almas gemelas.
Si no eran de su agrado, Chuuya temía que el castaño terminara distanciándose.
No estaba dispuesto a tomar ese riesgo, y mucho menos a sacrificar la compañía de Dazai.
Sinceramente, el hilo podía irse bien a la mierda y quedar en el olvido si con eso lograba mantener al otro a su lado.
Quería ser egoísta, aunque fuese por esa vez.
Chuuya soltó un suspiro, intentando volver a recuperar la calma. Tanto del nerviosismo que lo había invadido, como el enojo que comenzaba a sentir por sí mismo.
«Maldito cobarde», se repitió en su cabeza una y otra vez.
—Nunca te pregunté qué premio querías.
Dazai levantó ambas cejas con asombro. Definitivamente no se esperaba eso. Incluso lo había olvidado.
Soltó una melodiosa risa.
—Estaba jugando, Chuuya. No esperaba nada a cambio, solo quería cocinar junto a ti, aunque... —Sus labios se curvaron en una sonrisa socarrona—. Nunca pensé que lograría maravillarte tanto con mis habilidades culinarias como para querer darme un premio por ello.
Chuuya rodó los ojos. Él mismo se había buscado esto, no daría marcha atrás. Nakahara Chuuya era un hombre de palabra.
—¡Estás siendo presumido! ¡Literalmente es gracias a Oda-san que puedas cocinar algo como eso!
—¡Debo ser realmente bueno en esto de la cocina! —siguió, ignorando deliberadamente al pelirrojo, solo para molestarlo un poco.
—¡Ya, idiota! ¡Solo dime qué quieres!
Dazai paró sus risas y jugarretas. Si Chuuya insistía, entonces le tomaría la palabra.
—Mh... —Pensó mientras acariciaba su mentón.
Con su mirada recorrió la figura erguida del pelirrojo, expectante a la petición.
Lucía un poco nervioso.
Dazai sintió la necesidad de soltar un suspiro de decepción ante el hecho de que él realmente no planeaba usar esta oportunidad para algo tan osado o cliché.
Como un beso, por ejemplo.
Sin embargo, la idea que llegó a su mente, tampoco estaba mal. Podría ser información útil para un futuro.
—Bien. Déjame ver tu gargantilla.
Silencio.
—¡¿Hah?! —soltó finalmente Chuuya —. Como premio por haber sido un buen anfitrión... ¿Quieres ver mi gargantilla? —preguntó con verdadera curiosidad y confusión.
Dazai se encogió de hombros. Como si no fuera una petición peculiar.
Sí, podría ser algo insignificante. Pero él honestamente no esperaba nada a cambio por pasar tiempo con Chuuya.
ESTÁS LEYENDO
Red Connection • Soukoku • Finalizada
FanfictionDesde niño a Nakahara Chuuya se le habló sobre la importancia del brillante hilo rojo que estaba atado a su dedo meñique. "Ese hilo te ata a una persona muy especial. Y para encontrarla, no puedes cortarlo", "te amará tanto como nosotros a ti", le...
