"Se sentía extraño ir allí y no..."

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Chuuya cerró los ojos con fuerza y los sintió lagrimear por el ardor producido al estar tantas horas frente a la pantalla de su computadora.

Se paró de su escritorio mientras dejaba que el equipo se apagara solo y se dejó caer en su cama sin ningún cuidado.

No se había presentado en The Flags en lo que llevaba de la semana. Era jueves y finalmente había terminado con el trabajo universitario que lo había mantenido alejado de sus horas de sueño, de su trabajo, y de la vida social en general. Porque ni siquiera Albatross había sido capaz de interrumpirlo, a no ser que fuese para ofrecerle comida.

Hablando de comida... Chuuya no había comido algo en todo ese día. Estaba ansioso por terminar su trabajo para finalmente ser libre, por lo que incluso se saltó la hora de almuerzo.

Albatross estaba en The Flags y no volvería hasta entrada la noche, por lo que esperarlo para comer algo juntos no era una opción viable para su estómago.

Mientras respondía algunos mensajes y revisaba sus redes sociales olvidadas en los últimos días, decidió que iba a darse un baño y luego cocinaría algo.

El último mensaje que respondió fue al mismísimo Albatross, quien le había preguntado hace aproximadamente treinta minutos atrás, si es que ya había terminado con el trabajo del demonio.

Buscó ropa cómoda y antes de meterse a la ducha escuchó el sonido de una notificación. Se acercó a su celular por última vez y leyó el mensaje de Albatross.

"¿Ya comiste algo?"

Y un emoji de un gato enojado.

Chuuya escribió rápidamente:

"No. Voy a darme una ducha y luego cocinaré"

Iba a lanzar su celular a la cama pero éste sonó más rápido de lo que esperaba.

"No lo hagas. Estoy enviando comida china a domicilio"

Y el odioso emoji lanzando un beso mientras guiñaba.

Chuuya soltó una risa ante lo atento que podía llegar a ser Albatross. Escribió un rápido "gracias, lo estaré esperando" junto a un corazón, y finalmente fue hasta al cuarto del baño.




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Vistiendo con unos pantalones deportivos grises (demasiado grandes para él), y una camiseta negra básica, decidió abrir la puerta.

El timbre había sonado cuando apenas comenzó a secar su cabello, así que éste lucía algo húmedo y sus ondas estaban apuntando a todas partes.

No es que le importara mucho recibir a un desconocido en esas condiciones. Pero se arrepintió de pensar así en cuanto abrió la puerta y se topó con el pecho de alguien que al parecer era demasiado alto.

Alzó la mirada y se encontró con la juguetona sonrisa de Dazai.

La parte vanidosa de Chuuya quiso cerrarle la puerta en la cara y volver adentro para ponerse algo más presentable.

(No quiso pensar en que, si su vínculo entre Dazai y él hubiese sido más estable, habría sentido que el castaño se acercaba. Tristemente se había acostumbrado a no sentir nada.)

Red Connection • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora