"Podría ser un problema"

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—¡Hey! ¡¿Por qué sigues holgazaneando?! —reprendió Kunikida

Dazai lo ignoró. En cambio, soltó un audible suspiro.

Llevaba minutos en la misma posición: sentado con el cuerpo inclinado hacia adelante, apoyando el mentón sobre su escritorio, y con la mirada fija en una pequeña mandarina que tenía frente a él.

—Es que lo extraño, Kunikida-kuun.

—¡Literalmente lo viste ayer!

—¡Pero fue solo por un momento! Luego se fue a trabajar —lloriqueó.

Kunikida, harto de la escena dramática que estaba montando Dazai, comenzó a gritarle diciéndole que lo único que debía hacer era escribir su informe sobre los hechos ocurridos el día anterior.

Aún así Dazai ni siquiera se inmutó.

En unos escritorios más allá, se encontraban Atsushi y Ryounosuke.

—La persona de la que habla Dazai-san... ¿es Chuuya-san? —preguntó Atsushi con verdadera curiosidad.

Akutagawa ni siquiera despegó su mirada del informe que estaba terminando.

—Supongo. —Su voz tan monótona como siempre —. Si fuera de otra forma, no estaría mirando esa estúpida mandarina por tanto tiempo.

Atsushi había ladeado su cabeza inconscientemente al no entender a lo que se refería el pelinegro.

No tuvieron que pasar muchos segundos para que Atsushi hiciera conexiones entre el color y tamaño de la pequeña fruta y la apariencia de Chuuya.

Atsushi hizo una expresión de hastío.

—Nunca entenderé cómo funciona la mente de Dazai-san.

—Y es mejor que no lo hagas.

—Tienes razón —soltó una risa nerviosa que se apagó unos segundos después, siendo reemplazada por una expresión pensativa —. Mmh... Pero, ¿no está él muy apegado a Chuuya-san?

—Mm —afirmó Ryounosuke —. ¿Acaso no son así las almas gemelas?

Atsushi se erizó. Rápida y nerviosamente miró hacia todos lados, asegurándose de que no había nadie cerca que hubiese escuchado eso. Luego se inclinó hacia Akutagawa.

—Ryou... Dazai-san y Chuuya-san no son almas gemelas —susurró.

El pelinegro frenó sus acciones y volteó a ver los heterocromáticos ojos ajenos.

—¿De qué hablas, Jinko? Claramente lo son.

—Chuuya-san no puede ser el alma gemela de Dazai-san. Es imposible.

Ryounosuke frunció el entrecejo con verdadera curiosidad e intriga por el comportamiento de Atsushi.

Debido a que Dazai había tomado responsabilidad sobre Atsushi, y actualmente era su mentor, ambos eran tan cercanos como Ryounosuke y Oda. Por lo que el pelinegro no dudaba de que Atsushi tuviese conocimiento de una parte más privada de la vida de Dazai.

Akutagawa soltó un suspiro y curvó levemente sus labios en una suave y pequeña sonrisa.

—Está bien. No luzcas tan consternado. Tampoco tienes que decirme si se trata de un asunto mucho más privado de la vida de Dazai-san.

Atsushi odiaba esconderle cosas a Ryounosuke. Motivo por el cual hizo una amarga expresión de culpa.

—Te lo contaré, solo... solo debo preguntarle a Dazai-san si está bien.

Red Connection • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora