"Puedes..."

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Chuuya no podía recordar cuándo había sido la última vez que tuvo una tarde tan horrible. Era un malestar general, ya no se trataba solamente de la sensación nauseabunda.

Era algo aún más extraño, y sinceramente comenzaba a asustarlo.

Había una emoción que predominaba por sobre todo lo demás: el desprecio.

El puro desprecio hacia sí mismo. Como cuando haces algo que "está mal", y sientes que no eres digno de vivir tu vida tal cual lo habías estado haciendo hasta el momento porque no lo mereces.

Casi como si fuera escoria humana.

Y a pesar de que Chuuya sabe que él no ha hecho nada malo, comienza a sentir la necesidad de un castigo. ¿Un castigo de qué?

Ni siquiera él lo sabía. Pero le picaba la piel a tal punto de querer arrancarla por haber hecho aquello... Aquello que está mal.

¿Pero qué era aquello?

¿Cuál era la supuesta razón por la que sentía tanta culpa?

Era como si quisiera disculparse por el simple hecho de existir.

¿Pero disculparse con quién?

—Chuuya —se escuchó desde el otro lado de la puerta—. Chuuya, voy a entrar.

Cuando Albatross dirigió la mirada a la cama de Chuuya, este último estaba sentado con las rodillas contra su pecho y el rostro escondido entre los brazos.

—Si así es como se siente la depresión... realmente me compadezco de todas las personas que la sufren. No puedo imaginarme sintiendo esto todos los días de mi vida.

En silencio, Albatross se acercó a la cama del otro y se sentó a su lado, rodeando con su brazo los hombros ajenos.

—Hay personas que desarrollan cuadros depresivos debido a la inestabilidad emocional o a los altos niveles de estrés y ansiedad por los que pasan sus almas gemelas.

—¿Qué insinúas? —preguntó sin salir de su escondite entre sus brazos y rodillas.

—Dazai apareció mientras terminaba de cerrar el café.

—Oh... cierto. Olvidé que iba a ir.

Albatross se rio. Se imaginó lo indignado que se vería Dazai si escuchara a Chuuya decir con tanto desdén que había olvidado algo relacionado a él.

—Él no se veía muy bien, sinceramente —soltó un suspiro—. Su estrés podía sentirse de aquí al otro lado del mundo, y estaba tan enojado que por un momento temí por mi vida.

Soltó una risa porque lo que decía era en serio. Pero se alegró de escuchar reír a Chuuya también.

—A lo que voy es que, debido a que ambos han establecido una buena relación con el pasar del tiempo, tal vez la conexión entre ustedes dos se volvió más fuerte. Eso trae consigo ciertos problemas si es que una de las contrapartes está pasando por un mal momento.

Chuuya dejó ver su rostro recostando su mejilla en sus brazos y mirando a Albatross en la oscuridad de su habitación.

El rubio le devolvió una sonrisa comprensiva.

—Recuerda que Dazai está en una carrera en donde debe lidiar diariamente con casos que mayoritariamente tienen que ver con delitos; asesinatos, violencia intrafamiliar, abusos... violaciones. Un caso de robo o usurpación debe ser la felicidad plena para ese hombre.

Chuuya vuelve a reír.

«Es cierto», pensó.

—A eso debes sumarle que, al parecer, el muy desgraciado es un detective realmente bueno y solicitado. Es por eso que en la tarde te pregunté si había sucedido algo en la agencia.

Red Connection • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora