Veintiocho.

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Betty respiró profundamente cuando estuvo frente a la casa de Jughead, la fría brisa chocó contra la piel de su rostro cuando levantó la vista para mirar la ventana de su habitación. Estaba nerviosa, pero estaba decidida a hacerlo. 

Le había tomado días para pensar con claridad su elección, llegando a la conclusión de que debía intentarlo una vez más, buscar la felicidad aún teniendo miedo.

Camino hasta la puerta, donde tocó el timbre esperando a que él abriera la puerta. Ella sabía, sabía que él era el único que se encontraba en casa. Su hermana y su madre habían viajado nuevamente a Toledo, mientras que su padre se encontraría en la estación de policía hasta la medianoche. 

Bajó la mirada a sus botas de cuero sintiendo los nervios calar su piel con cada segundo y justo cuando estaba por tocar nuevamente el timbre, Jughead abrió la puerta.

Él lucía soñoliento, tenía el cabello revuelto que lo hacía lucir increíblemente sexy. 

—Hola Jughead ¿Puedo pasar? —Preguntó al mirar la expresión de su rostro evidentemente sorprendido.— 

—Adelante. —Se limitó a responder haciéndose a un lado dándole paso a Betty, ella entró mirando con detenimiento la cálida casa y por el silencio que había, confirmó que Jughead estaba sólo, sin embargo preguntó.—

—¿Estás solo? 

Jughead frunció el ceño ligeramente.— Si, todos están ocupados. —Contestó intentando acomodar su cabello.—

Ella bajo la mirada, por primera vez se sentía tímida frente a él.—Sé qué te estarás preguntando la razón del porqué estoy aquí ¿No es así? 

—Debe de haber una buena razón. 

—La hay. —Respondió Betty.— No prometí darte una respuesta, sin embargo la mereces. 

El corazón de Jughead se aceleraba con cada palabra que ella decía, ¿Era una buena señal que ella estuviera ahí? 

Betty se acercó despacio hasta él y se sintió aliviada cuando él no se apartó. Estaba segura de lo que hacía, había pasado tanto tiempo mintiendose a si misma, diciendo que no sentía nada por él, cuando realmente no era así.

—No puedo darte un discurso con palabras llenas de miel, pero puedo decirte lo más importante… y eso es que yo siento lo mismo que tú. —Susurro tomando su rostro entre sus manos. — Y solo sé que quiero estar contigo.— Confesó dándole el más suave de los besos. Sin necesidad de decir una palabra más, Betty entendió la emoción que suponía para Jughead disfrutar aquel momento, pero también el miedo que le provocaba. Y por encima de eso, supó que lo adoraba. 

Al cabo de un momento, Jughead se separó y preguntó. —¿Esto es un sueño? 

Betty solo pudo negar mirando la expresión de emoción de Jughead, él parecía estar a punto de dar un voltereta hacia atrás y Betty coincidía con ese sentimiento. Era algo demasiado rápido e inesperado, era un sentimiento exitante y emocionante a la vez.

—Lamento haberte hecho esperar… —Susurro Betty pasando sus dedos por su mejilla, con tal suavidad que por un momento Jughead temió venirse abajo, estaba tan cerca de ella que su nariz le hacía sentir cosquillas.— 

—Eso no importa ahora. —Respondió él sin poder creer las cosas que estaban sucediendo.— Es la respuesta perfecta que hubiera esperado por el resto de mi vida. 

Betty sonrió volviendo a besarlo pasando sus manos alredor de su cuello, sintiendo el calor de su cuerpo contra el de ella, los dos se habían extrañado y sus cuerpos se necesitaban en ese momento. 

『Sugar mommy』❁Bughead || C O M P L E T A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora