Episodio 17: afrontando, segunda parte.

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Su mirada aceituna reflejaba más que solo indecisión mientras tragando grueso el blanquecino dió unos cuantos pasos hacia el interior del despacho, su mirada habiéndose posado sobre la diestra del hombre que se mantenía tensa, rodeando el cuello de su madre sin delicadeza alguna de por medio mientras las lágrimas secas en las mejillas de la mencionada fémina, solo eran una muestra más de que algo desapacible parecía estarse desenvolviendo en el interior de aquella habitación. Expulsando el aire en sus pulmones el pálido presenció como el hombre le miraba con fanales ilegibles, antes de soltar despacio a su madre del agarre que le imponía sobre su cuello.

Uno que incluso le había dejado marcas.

Yoongi no necesitaba mencionar nada a través de sus señas porque sensillamente sus aceitunas destellantes demostraban con claridad el centenar de preguntas que le atiborraban buscando con ansias una respuesta que al parecer no llegaría por parte de los contrarios, pues estos habían permanecido en silencio mientras sus miradas se centraban sobre su persona de forma tan incognosible, que un presentimiento poco grato se instaló en su pecho con rapidez poco creíble.

aún así, solo dió unos cuantos pasos más deteniéndose frente a su madre a quien miró con sus esmeraldas llenos de la más honesta preocupación mientas sus manos temblorosas, titubearon lo suficiente hasta que las llemas de sus dedos acariciaron con cuidado las marcas en la piel de su cuello, aquellas que claramente había dejado el hombre a quien le daba la espalda y quién para aquellos instantes aún mantenía sus órbitas profundas puestas sobre las claras de su progenitora. La mencionada mujer había quitado de su cuello las pequeñas manos de su hijo sosteniéndolo ahora de sus delgadas muñecas, mientras sus orbes le miraban de manera tan indecifrable que el chiquillo tembló ante tan simple acto, acto que se miró pauperrimo ante las palabras que salieron luego de sus labios.

—Lo sé todo…

Habían sido las palabras de la Omega que solo fueron estímulo para que los aceitunas del pálido chico se abrieran atónitos como muestra clara de la sorpresa, mientras inconsientemente se apartaba con lentitud del toque de su progenitora retrocediendo unos cuantos pasos, cuando sintió a sus orbes forrarse tras una capa de lágrimas gruesas que desde el fondo de sí mismo se juró no derramar frente a su persona. Sin embargo, todo estaba siendo demasiado para si mismo y había dudado desde un principio poder soportarlo; no para aquellos momentos donde incluso sus piernas temblaron y el aire vital le faltó a sus pulmones.

Y es que como negarse cuando podría percibir con claridad la verdad desde los fanales verduscos de su progenitora e inmediatamente aquella frase que había escuchado muchas ocasiones, se había hecho presente en su mente con la tinta más negra siendo trazada sobre una hoja de fino lienzo. "Los ojos son las ventanas del alma". Cuánta razón tenía, lo comprendió para aquellos momentos donde los orbes de su progenitora se encontraban brillando iluminados por las más profunda y carcomedora decepción, que alguna inexistente vez había percibido por parte de aquella personita que le había demostrado desde un principio el inmesurable amor que sentía para consigo.

 «𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐓 𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄» ••𝐓𝐚𝐞𝐠𝐢•• 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 ✿•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora