«𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐓 𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄» ••𝐓𝐚𝐞𝐠𝐢•• 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 ✿•

Episodio 1 : sentires a flor de piel

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Daegu-Corea del sur

Impetuosas.

Las gotas de agua descendían impetuosas del cielo nubífero hasta impactar sobre la dura superficie de la calle asfaltosa, el ruido de los autos transitado sobre ésta apenas llamando la atención de las personas que se encaminaban pacientes por la acera teniendo el único propósito de llegar a la comodidad de sus casas, quizás refugiarse bajo una manta cálida mientras en sus manos se era sostenida una tasa de caliente chocolate, el agradable aroma inmiscuándose en sus fosas nasales hasta llenar a cada partecita de sus cuerpos de aquella gratificante tibieza.

El final de aquel año había llegado.

Los árboles sin hoja alguna en sus ramas lo demostraban con total claridad en compañía de las capas de nieve espesa que cubrían las calles, mientras las nubes esponjosas del cielo se hallaban siendo surcadas por el color grisáceo como lo estaba su corazón, el mismo que parecía marchitarse con el paso premuroso del tiempo con la única diferencia de que éste al parecer, jamás dejaría de sentirte tan dolorosamente carcomedor.

Suspiró.

Con un deje de melancolía suspiró sintiendo apenas como sus negros cabellos eran humedecidos por la fuerte lluvia, provocando con ello que transparentes gotitas de agua colgaran de las hebras azabaches de su cabello; aquel árbol con marchito follaje no haciendo nada más que darle un toque lúgubre a la situación mientras los sentires vehementes que le atiborraban cuan huracán, le mantenían sometido como si se tratase de un esclavo cuando se hallaba acuclillado; uno de sus brazos rodeando sus piernas a diferencia del contrario que solo se encontraba estirado, dibujando con la rosada puntita de su dedo índice algo inexplicable en la húmeda tierra.

El frío le atiborraba y estaba completamente seguro de que sus ropas totalmente húmedas y mojadas por las gotas de agua incesantes de la lluvia le traerían una grave consecuencia mañana sin embargo, valía la pena; valía la pena por que aquello sólo era un pequeño sacrificio el cual le estaba dando la oportunidad de encontrarse frente a la lápida de aquel ser una vez más.

Recordándole.

Rememorándo los mismos sentimientos que no habían dejado de atormentarle en ningún momento.

Sus labios que meses atrás fueron rosas en aquel instante encontrándose totalmente pálidos y agrietados, por sus mofletes y nariz una furiosa capa de carmín les cubría con determinación como consecuencia del frio clima, mientras sus claros y verduscos orbes parecían tener una espesa capa de lágrimas retenidas y las cuales aún en su testarudes no había dejado fluir con la libertad que estás quizás deseaban. Con la libertad que posiblemente le haría sentirse un poco mejor y aminorar un poco el dolor que sucumbía a su débil corazón.

Y él no comprendía que hacía allí, solo Habiendo sido consiente de que sus pies y corazón le llevaron a aquel lugar tan conocido, y que tantas veces había visitado con la intención de acompañarle una vez más, no sabiendo enrealidad cuándo sería la última vez.

Suspiró provocando con ello que se escapase un espeso y blanquecino humo de vaho, mientras su mano era ascendida para deslizarse con lentitud por aquel pedazo de concreto, sintiendo bajo la planta de su diestra lo áspero de la superficie sólida y algo más...

aquel algo más que le debastaba y aunque su mente y cuerpo quisiesen llenarse de fuerza y valentía para continuar, su corazón lo impedía de manera audaz, como si hallase atento a que aquel pensamiento siquiera cruzase por su mente para ser interrumpido sin sensibilidad alguna.