Episodio 11: pequeños pero fortuitos pasos

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Las nubes en el cielo se hallaban siendo prácticamente imperceptibles como consecuencias de la oscura noche, dentro de la casa todo encontrándose tranquilo mientras el pálido junto al señor Donghae se encargaban de colocar sobre aquella mesa para seis personas algunos de los platillos que los dueños se encargarían personalmente de degustar; el agradable aroma pareciendo hacer cosquillear a su paladar lleno de ansiedad por probar al menos un poco de tan apetecibles alimentos, sin embargo habían sido las palabras del señor Donghae musitadas minutos atrás las responsables de que se encontrase algo emocionado.

Tan impaciente.

-¿Ha de gustarte el chocolate caliente con masmelos, pequeño?-había interrogado el mencionado beta cuando se encontraban en el interior de la cocina junto a su madre quien también se encargaba de cocinar algunos platillos, mientras él sentado en una de las sillas de aquella mesa se había dignado a asentir algo contento, con sus manitos jugando inquietas entre sí mientras sus orbes esmeraldas miraban el panorama tras la cristalina puerta-me alegra en demasía que te guste, cuando terminemos de hacer esto prometo darte una tasa solo para ti sin tener la necesidad de compartirlo con tu madre ¿de acuerdo?

La risilla que había otorgado el blanquecino ante aquellas palabras habiéndose escuchado en los alrededores del salón junto a las de su madre, quien parecía estar haciendo aquella salsa blanca que tanto le encantaba. Estaba claro que el comentario del señor Donghae tenía una justificación, pues desde su primer encuentro con las dos personitas contrarias no le había pasado desapercibido cuán unidos parecían ser madre e hijo llegando hasta el punto de que incluso ninguno de ambos comiesen sin ser del todo conciente de que el contrario posiblemente se hubiese alimentado también. Se le hacía algo confuso pero al mismo tiempo adorable teniendo en cuenta que ambas personas se habían hallado juntas desde que tenían memoria, sin el manto protector de algún alfa.

¿Que podría hacer una omega soltera con un cachorro posiblemente beta?

Ciertas cosas que incluso se encontraban clasificadas en un mundo como aquel. Un omega fuese de sexo masculino o femenino si quiera tenía el derecho de salir del país sin un documento autorizado por su alfa o padre dominante en caso de que el mencionado sumiso o sumisa se hallase sin un compañero, no obstante aquella situación era una de las tantas cosas que eran impedidas en algunos países del mundo para un susodicho omega en caso tal de que éste se encontrase de humos para intentar sobrepasar las normas.

La madre del blanquecino había salido de aquella casa luego de terminar de preparar algunos platillos en la cocina, con un propósito que claramente el pequeño pálido no conocía pero al que tampoco le prestó demasíada importancia teniendo en cuánta que de una u otra forma su madre terminaría contándole las cosas; después de todo su madre a diferencia de él era una persona abierta quien prácticamente tenía la confianza suficiente para contar un poco de sus problemas a ciertas personas a las que consideraba de su entera confianza, o al menos para consigo era de aquella manera.

-"¿El señor Donghae querer algo más?"-le había preguntado entre señas al hombre quien entendiendo un poco asintió quédito con su cabeza, antes de colocar sobre sus delgados brazos aquella bandeja de plata con algunos platillos sobre esta. Sus orbes aceitunas percibiendo entonces como el beta sacaba algunos cuencos de cerámica del refrigerador antes de colocarlos sobre otra bandeja de plata que se hallaba sobre el parador.

-Debemos organizar esto en la mesa, es hora de cenar-sin más ambos habían emprendido camino hacia la sala donde se encontraba el comedor, aquella misma que se encontraba con las persianas abiertas permitiendo al hermoso panorama nocturno trás ésta quedar notable. Sin perder el tiempo el beta inició a dejar de manera casi irreprochable algunos de los platillos sobre la mesa un tanto larga- acércate un poco, pequeño-habló él ahora tomando uno por uno de los platillos sobre la bandeja que sostenía el pálido para seguidamente dejarla sobre aquella mesa-posiblemente las cosas serán un tanto distintas esta noche, ¿has notado algo inusual?-le preguntó al chiquillo quien confundido le miró curioso cambiando su peso corporal de un pie al otro-es decir, desde la tarde anterior has estado un poco inquieto; tu madre también lo ha notado, pero algo distinto es que ella halla preferido guardar silencio a diferencia de mí que he de ser todo un entrometido.

 «𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐓 𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄» ••𝐓𝐚𝐞𝐠𝐢•• 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 ✿•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora