«𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐓 𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄» ••𝐓𝐚𝐞𝐠𝐢•• 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 ✿•

Capitulo 32 : Buscando una salida

Fresco.

Titubeante

Melancólico.

Sintiéndose así las requicias de la brisa fresca que con suavidad alborotaron las hebras negras de su cabello, sus fanales verduzcos centrándose en el agua frente a él, allí en donde sus pies pequeños se sumergían y bailaban lentamente y sin gracia, goteando como pequeñas gotas de rocío melancólicas antes de unirse nuevamente al pequeño estanque. Hallándose él sentado frente a la alberca, con el píar de los pajarillos entre los árboles en aquella tarde inmiscuyéndose en sus oídos, junto al goteo y movimiento incesante del agua bajo sus pies, aquella que se sentía tan fría, y, sin embargo, que continuaba reiterándole su realidad con constancia.

Sus fanales ascendieron sin titubeos, centrándose en el cielo despejado que pareció saludarle tímidamente con las nubes pomposas casi moviéndose imperceptiblemente, ésta habiéndole salpicado la mejilla pálida cuando sintió la humedad deslizarse con suavidad. Su diestra ascendiendo y tanteando allí suavemente, descubriendo que sus orbes también parecían ansiosos de llenarse de la salina humedad que conocía bien. Y le ardían, no sabiendo exactamente él cuando dejaría de llorar, pero la sensación que se asentaba en su pecho era impetuosa y pesaba, pero al mismo tiempo se sentía vacío. Aun recordando él como las palabras de ese hombre se habían inmiscuido libertinas por sus oídos; como una falacia, palabras llenas de mentira y que se negaba a creer eran verdad, pero lo sabía, siendo él consciente de que la expresión en ese rostro que tanto le gustaba percibir, confirmaban con cobardía tales palabras.

Se había llamado estólido.

Tonto

Ingenuo

Crédulo

Estúpido

Sus pies habían pesado, el aire en sus pulmones se había hecho escaso y sus fanales claruchos habían sido forrados por ese grueso y pesado manto de lágrimas que tanto iniciaba a odiar. Sorpresa, lastima, rabia, preocupación y dicha habiendo logrado observar a través de su vista borrosa en los rostros frente a él. Titubeó, titubeante había ofrecido un paso atrás cuando de esos labios gruesos se escapó su nombre. Y tuvo miedo, porque sintió a los poros de su piel alzarse ansiosos y no exactamente de gusto y confortabilidad, había rabia, y por un momento se reprendió al pensar que no quería escuchar su nombre brotar de esa boca una vez más, no quería que avanzara y le dijese con su voz que aquello tenía una explicación, no quería escuchar su mentira. Intentó amortiguarlo, pero el sollozo que retuvo con tanta testarudez y rebeldía en la profundidad de su garganta había sido suficiente para que de sus fanales lagrimas pesadas brotaran también; el alfa habiendo tenido la intensión de acercarse, pero Yoongi no se quedó a escucharlo cuando ese fuerte sollozo brotó de sí e inició a correr fuera de ese lugar con prisas, sintiendolo seguirle desde atrás, sus pasos resonando con fiereza mientras de sus labios brotaba su nombre.

No queriendo Yoongi escucharlo cubrió sus oídos, su vista borrosa le permitió ver poco, pero logró diferenciar a duras penas la figura borrosa de Donghae que con una expresión de mera confusión en su rostro solo se había abierto de brazos para recibirle sin titubeos y estrecharle allí con notable preocupación, pues el pálido muchacho lloraba desconsolado, las lágrimas se deslizaban ansiosas a través de sus mejillas y sollozos entrecortados brotaban desde su garganta.

-- Yoongi, cariño, ¿Qué es lo que sucede? -- el muchacho no habiendo respondido, pero la mirada de Donghae fue ascendida percibiendo entonces como Taehyung se acercaba sin dignarse a mirarle, pues sus fanales permanecían sobre la figura del menor entre sus brazos. Y entonces la mirada de Donghae había cambiado rotundamente de una preocupada a una desafiante que no dudó segundo alguno en ofrecerle al alfa. Estando él cansado e incluso un poco decepcionado del hombre frente a su persona,  aquel que por mucho tiempo pensó le conocía muy bien, pues había sido él quien le miró correr en los pasillos de aquella enorme casa, con su mirada poco entusiasta reflejando inocencia, no obstante, para aquel instante Donghae iniciaba a refutarse y reprenderse por no aceptar que ese niño se había convertido en el hombre que se mostraba frente a su persona, aquel careciente de toda candidez -- ¿Qué es lo que le ha hecho esta vez?, ¿Por qué lo está haciendo llorar de nuevo? –- le había cuestionado entonces con clara molestia.