Episodio: 25 surcando en lo desconocido

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Su respiración era errática.

La humedad en su cuerpo más que perceptiblemente por las gotas de sudor que humedecían su frente e incluso su nuca adhiriendo también sus negros cabellos. El lugar siendo frío contrarrestando la temperatura de su cuerpo tembloroso que era surcado fervientemente por la alta temperatura que le albergaba, el bonito color rosáceo de sus belfos pareciendo haber sido suplantado por la palidez en compañía de las grietas, mientras sus fanales eran amenazados por sus párpados al intentar cerrarse sin saber cuándo volverían a dejar notable aquel iris esmeralda. Cada partecita de su propio cuerpo hallándose tembloroso por algo más que sus recientes síntomas, el temor encontrándose presente, alimentando cada una de las sombras de un pasado que parecía reacio a marcharse mientras el nudo el nudo en su garganta impedía a su llanto continuar como hacía solo algunas horas atrás. Porque se rendía, iniciaba a rendirse poco a poco mientras las esperanzas eran extinguidas en el fuego ardiente de la desesperación.

Él sabiéndolo perfectamente.

Hallándose completamente roto…

agotado por las circunstancias que injustamente se hallaba pasando. 

—Come—silencio recibió el hombre, quien colocando una vez más aquella bandeja sobre el suelo miró al pálido con orbes indecifrables, quizás siendo acompañados por la enardeciente curiosidad que causaba aquel chiquillo de rostro apolíneo cuan querubín, a medida que las casi inexistentes acciones de éste mismo parecían ir acabando con la poca paciencia que le quedaba—¿acaso pretendes morir de hambre?—una risa nasal habiendo soltado mientras que acariciándo el tabique de su perfilada nariz, negaba irónico—niño estúpido..., ¿acaso crees que accionando algo como ello podrás salir de aquí?, puedo asegurarte que no obtendrás lo que deseas así que no termines por agotar mi paciencia porque tiene un límite—un suspiro brotando de él mientras su ceño se fruncía con determinación en clara muestra de advertencia—ahora come, no pretendo irme de aquí hasta que hayas tragado así sea a la fuerza lo que te he traído.

—no tengo hambre.

Habían pasado tres días, tres días donde las mismas palabras habían salido carecientes de toda emoción entre los labios agrietados del pálido chico, pareciendo haber entrado en una especie de huelga para consigo mismo privándose de comer bocado alguno de lo poco que aquel desconocido hombre colocaba frente así en el húmedo suelo dos veces al día. Le apetecía, pero al parecer su cuerpo se hallaba lo suficientemente indispuesto para si quiera hacer el esfuerzo de comer un poco e intentar con ello recuperar las energías que se habían ido drenando poco a poco de su sistema, dejándole completamente débil y lo suficiente vulnerable para que cualquiera pudiese hacer consigo lo que quisiese. El pálido se hallaba agotado, agotado de no encontrar respuestas a sus dudas porque a medida que pasaban los agonizantes minutos todo parecía hacerse aún más atosigante para él. Había sido tanta la exigencia para consigo mismo al esforzarse en unir cabos que parecían completamente sueltos y reacios a encajar, que para dichos momentos solo había tomado la decisión de hundirse en su desdicha y esperar paciente a que la muerte llegara por él, quizás de aquella forma no se sentiría tan miserable y se tomaría la oportunidad de descansar en paz de una vez por todas.

Pero ella también parecía arisca a llegar.

¿Qué quería el destino para con él?

¿Que le tenía preparado más adelante?

Siendo estúpido interrogarse algo como ello porque iniciaba a creer que el destino solo se había encargado de colocar en su camino desapacibles circunstancias, circunstancias que de una u otra forma terminaban apartándole de aquello a lo que tanto amaba. Y ciertamente dudaba que las circunstancias fuesen para bien. Expulsando el aire en sus pulmones el pequeño muchacho escondió entre sus brazos su rostro intentando hacerse aún más pequeño en su lugar sin la necesidad de darle mucho movimiento a su tobillo derecho, aquel que se encontraba con tonos violáceos y verduscos alrededor de los ligamentos, algo hinchado y empeorando a cada segundo mientras el dolor parecía irle carcomiendo poco a poco.

 «𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐓 𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄» ••𝐓𝐚𝐞𝐠𝐢•• 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 ✿•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora