Capitulo #: 36

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Evelin★

Todo el tiempo llegué a pensar que mi vida sería tranquila, capaz de superar problemas y circunstancias  sin dudas. solo una chica joven que sería capaz de lograr grandes cosas como cualquier otra joven pensaría.

Pero ahora puedo sentir que la realidad, que el mundo, la existencia, nunca te da lo que esperas, que solo a veces por causa de suerte las personas obtienen una fracción de lo que quieren.

Pero desgraciadamente una de esas personas no soy yo, solo a mi ha llegado la desgracia.

Sostengo una de las manos de mi madre mientras la miro.

–Por que está tan pálida?.

Dije mientras mi mano temblaba.

–Por que está tan fría?.

Aún sabiendo la respuesta, lágrimas lentamente salían de mis ojos al pronunciar mis palabras.

Tú madre, eras la única que estabas con nosotros cuidandonos aún cuando no lo necesitábamos...

Susurré pegando mi cabeza a su pecho.

Un llanto salió de mí haciendo que no pudiera contener mas la desgarradora agonía que sentía.

–MAMÁ!!!!.

Grité sin poder contenerme.

Sentía el corazón desgarrado. Mi capacidad de poder controlar mis sentimientos escaparon de mí dejándome sola, dejando que el sufrimiento sea como corrientes de agua que me arrastran a la profundidad para allí ahogarme.

Con mis manos suavemente tomé su cabeza para acariciarla, pero al verla, inmediatamente desvié la mirada hacia otro lado.

Justo en el medio de su frente, fatidicamente tenía el agujero del disparo que le había arrebatado la vida.

Esto hizo que más lágrimas salieran de lo más profundo de mi ser sin poder contenerme.

Desde niña pensaba que mi padre y mi madre siempre estarían con nosotros.

Siempre los veía como dos superhéroes que llegaban justo en el momento adecuado para salvarnos.

Cuando me caía y me lastimaba las rodillas, ahí siempre estaba mi madre para darme de su apoyo.

Era la única que estaba con nosotros después de la muerte de mi padre, pero ahora cerró sus ojos para nunca más abrirlos.

–Lo siento madre!.

Dije en un pequeño susurro con los ojos cerrados entre lágrimas.

Acerqué su cabeza a mi pecho y la abracé fuertemente.

–Nooooooooooo.

Grité en un chillido con todas mis fuerzas.

–POR QUÉ?.

Ya no sabía cómo reaccionar.

Cuando se pierde a alguien que amas, es como si ya tu mundo se detuviera por completo, es como si el aire fuera tan espeso como el agua haciendo que muera con cada respirar.

My Dulce Maldad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora