Caos Perfecto

1

Capítulo 1

Hoy conoceré a la familia Evans— los políticos, empresarios y amigos de mis padres— y la verdad estoy un tanto emocionada. Solo los he visto por fotos, en las revistas y periódicos.

En este momento estamos en un restaurante, mientras esperamos a la dichosa familia.

—¿Estás ansiosa por conocer a los hijos de los Evans?— me pregunta mi hermana Amy.

Amy tiene 20 años. No está casada ni tiene hijos. Es probablemente la persona que más quiero en el universo.

—Son guapísimos— ignoro su pregunta.

—Eso quiere decir que sí estás emocionada.

—Quizá un poco.

—Y lo mejor es que tendrás que...

—¡Amy!

—¿Qué?

—No hables de eso en voz alta.

—Es loco ¿No? Los Evans creen que tú irás a su casa en Hanwell para aprender sobre política cuando en realidad vas a...

—Ahí están, entrando— murmura mamá interrumpiendo a Amy.

Volteo hacia la entrada del restaurante y los veo. La hermosa y perfecta familia Evans.

La señora Evans es rubia, tiene un vestido floreado y un porte muy elegante. Está sonriendo, me inspira paz. El señor Evans, a su lado, tiene el cabello un poco blanco por sus canas. Él también está vestido muy elegante.

Atrás de ellos vienen dos chicos y una chica. La chica es de baja estatura, su cabello es corto, a la altura de sus hombros y de color... azul. Es muy hermosa, la verdad.

Uno de los chicos es pelinegro y alto. El otro es rubio y tiene algunos tatuajes.

Esos son los benditos hermanos Evans.

Ellos se acercan a nuestra mesa, sonriendo, y se sientan.

—Es un honor verlos de nuevo— los saluda papá.

—Igualmente Vicente— le dice la señora Evans.

—Graciela ¿Cómo estás?— le pregunta el señor Evans a mamá.

—Muy bien Joseph. ¿Recuerdan a nuestros hijos?

—Frederick Wals— mi hermano les sonríe y se presenta.

Frederick es la persona más amargada que existe en el planeta.

Tiene 26 años, es muy reservado y... obviamente también es político. Es amargado desde que se casó con una tipa que no da la talla.

—Amy Wals— se presenta mi hermana.

—La última vez que los vimos eran unos niños pequeños— murmura el señor Evans con ternura.

—¿Y quién es la chica que vivirá con nosotros?

—Soy yo— digo tímidamente.

—Vivian, ellos son los Evans, te irás a vivir con ellos en la ciudad de Hanwell.

—Estaré encantada, papá.

—Ellos te explicarán todo lo que necesitas saber para formar parte de nuestra campaña política. Créeme, nadie mejor que ellos para entrenarte— explica mamá.

Ya me ha dicho eso como 1000 veces.

Y ambas sabemos que ese no es el único motivo por el que me iré con los Evans a Hanwell.