28

460 50 76
                                    

Capítulo 28

Escribo esta carta porque no tengo nada que hacer, y siento que me estoy volviendo loca. Me he encontrado a mí misma hablando con las paredes de la casa.

Esa noche, después de que los Evans se fueron, Henry me trajo a esta casa. Es muy hogareña, una pareja de recién casados viviría feliz aquí. Las paredes son rojas con mostaza, hay dos habitaciones y un pequeño jardín. Para ser honesta, ni siquiera sé si esto es en Hanwell.

Tenemos más casas alrededor. Sin embargo, nuestros vecinos son extranjeros y ninguno habla nuestro idioma. Cuando me asomo por la ventana de mi cuarto y grito, ellos me ven y me saludan con una sonrisa.

Algunas veces Henry me ha dejado salir y cuando hablo con algunas personas me ignoran porque evidentemente no me entienden. Así que siempre vuelvo al mismo lugar, a casa, con Henry.

29 días.

Llevo 29 días en este lugar. Los primeros 10 días sentía mucho odio y no dejaba de pensar en los Evans. Quería matarlos así que empecé a hacer un plan para salir.

Pero Henry me demostró que en este lugar no puedo hacer ninguno.

Probablemente Amy y Carlos me estén buscando, ya que son los únicos que en este momento no me odian. O tal vez ya se cansaron de buscarme y piensan que morí en algún lado.

Ya hoy, en el día 29 estoy resignada a qué no saldré de aquí. Soy como un alma en pena. No tengo sentimientos, ya no siento absolutamente nada. Ni tristeza, ni odio, ni dolor, nada.

Lloré tanto que mis ojos están tan secos como hinchados. Grité tanto que mi voz ahora es ronca y con muy poco volumen. Pensé en tantas cosas que ahora mi mente está desgastada.

Ya no estoy rota, estoy seca.

13 veces.

13 veces Henry me ha violado.

Se puede decir que las primeras 5 veces fueron sin mi consentimiento, ya que rogué para que no me tocara, pero obviamente igual lo hizo.

Las demás veces simplemente me he quedado acostada mirando un punto muerto, sin hacer ni sentir nada mientras él se aprovecha de mi cuerpo.

Mi cuerpo está aquí, pero mi alma no sé en dónde está.

Lo único que Henry me permite hacer en esta casa es escribir, así que en este momento estoy sentada en el suelo de mi habitación mientras mi mano tiembla al mover el lapicero.

No voy a mentirte, algunas veces me pregunto cosas a mí misma como si tuviera repuesta alguna.

¿Qué estará haciendo Helen?

¿Quién tendrá a mi sobrino?

¿Cómo se sentirán los chicos luego de haberme hecho esto?

¿Amy estará triste por mi desaparición?

Nunca lo sabré.

Dejo el lápiz a un lado y me levanto con la carta en mis manos. Salgo de mi habitación y camino hacia la sala.

En verdad todo es muy pequeño. La sala y la cocina se conectan, en la cocina está la puerta que lleva al pequeño y cerrado jardín. Y en el jardín está un pequeño anexo del tamaño de un cuarto muy pequeño en donde Henry me...  ya sabes.

En la sala, al frente de los sofás está la chimenea encendida. Me siento al frente de ella y lanzo la carta. Me quedo mirando fijamente como se quema y se vuelve cenizas.

Caos PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora