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Bienvenidos al último capítulo de esta rara historia ;)

Capítulo 31

—Y esta es toda la historia— finaliza Camille mientras Thaniel y Ryder me miran esperando una reacción.

Ya lo sabía.

Lo supe gracias a las sospechas de Frederick y Amy, así que ni siquiera me sorprende. No dije nada porque convivir con mi hermana durante este último mes, fue bueno para mí.

Ambas fuimos víctimas de Henry.

Ambas somos sobrevivientes de sus torturas.

Ambas estamos aquí para protegernos.

—Yo sé que piensas que nací rodeada de lujos— miro el suelo—, pero lo material no es todo.

—Al menos tuviste dinero y comida, yo ni siquiera tuve eso.

—Estás a salvo ahora— la miro y sonrío—, no sé si me sigues odiando, pero sorprendentemente yo no te odio a ti.

Camille se cruza de brazos y mira el techo, supongo que pensando en qué decirme. Y Thaniel, ante eso, suelta una risa.

—Sabía que ibas a terminar amándola— le dice Thaniel.

—¿Ahora nos entiendes?— le cuestiona Ryder mientras sigue en el piso revisando las armas de la mochila.

—Yo no te amo, Vivian— ella me mira—, solo te guardo cariño.

Todos soltamos una risa al mismo tiempo.

—¿Me guardas cariño?

—Sí, hemos convivido mucho el último mes y... admito que no eres la niñita rica que yo pensaba que eras. Y... me salvaste en la oficina de Henry en el cumpleaños de Elisa.

—Conmovedor momento, hermanas Wals— Ryder se pone de pie— pero tenemos un loco abajo, así que elijan un arma y prepárense.

—¡Los chicos siguen abajo! Debemos darle un arma a Albert... Jeal... Julieta...

—Thaniel, cálmate, ellos se fueron antes de que Henry llegó— Camille lo tranquiliza.

Veo por la ventana por última vez y ya Henry no está en el jardín, solo un poco se pacientes llorando asustados y enfermeros ayudándolos.

Y unos tres cadáveres en el piso.

—Seguro ya entró— aviso y me doy la vuelta.

Cada quién cogió un arma. Thaniel y Ryder unas ametralladoras, Camille una escopeta y yo una pistola pequeña.

Salimos de la habitación con mucho cuidado, apuntando a todas partes, pero solo nos encontramos con el pasillo vacío.

La luz se vuelve roja, ya que han activado la alarma y suenan las sirenas de emergencia. También puedo escuchar a los pacientes gritando.

—Hay que separarnos— autorizo.

—Yo revisaré las habitaciones. Pero si lo veo, lo mato— avisa Camille.

—Yo estaré en el jardín, por si vuelve— pronuncia Ryder.

—Yo me pido la azotea— murmura Thaniel.

—Y yo recepción— agrego.

Cada quién se fue por su camino y empecé a bajar las escaleras.

Bajando los escalones me encuentro con varios pacientes que suben corriendo, y gritan al verme armada, pero los ignoro y sigo bajando.

Y justo cuando voy llegando al primer piso, veo su silueta en el último escalón. Me está apuntando, mirándome y amenazándome con sus ojos.

Caos PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora