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Capítulo 2

Mi familia no va a acompañarme al aeropuerto, así que los Evans vendrán a buscarme directamente a mi casa para irnos.

En este momento estamos todos en la sala, esperando a los Evans.

—Los Evans vendrán en 5 minutos a buscarte— anuncia papá.

—¿Llevas todo? ¿Cartera? ¿Pasaporte? ¿Celular?

—Sí mamá, no dejo nada— respondo con fastidio.

—Carlos ¿Desde cuándo te llamas nada?— vacila Amy.

—No seas molesta, Amy. Deja al novio de Vivian en paz— le dice Frederick.

—Vivian, espero que no te olvides de que tienes una familia aquí— murmura Kasy, mi estúpida cuñada.

Cómo quisiera olvidarme de ella.

—Vendré muy seguido a visitarlos.

—Eso espero— dice papá.

—Dicen que en Hanwell hay mucho frío ¿Llevas abrigos?— pregunta Helen.

Mi mejor amiga es la mejor, creo que ni mis padres se preocupan tanto por mí como lo hace ella.

—Llevo todo, tranquilos.

—Menos a Carlos— vuelve a vacilar Amy y tose apropósito para disimular.

—Yo sé que Vivian me ama, y la distancia no será impedimento para que estemos juntos— dice Carlos con una sonrisa.

—Desgraciadamente— susurra mamá y aunque la escuchamos, decidimos ignorarla.

—Claro que te amo— le digo a Carlos tratando de no sonar falsa.

El timbre de la casa suena y Hunter, el mayordomo, va a abrir la puerta. Segundos después se acerca a la sala con Ryder Evans.

El chico raro.

—Buenas tardes ¿Cómo están? Viviana ¿Lista para irnos?— pregunta mirándome.

Y de repente, ya no parece un chico raro. Se ve normal, habla normal y tiene una sonrisa en los labios. Por cierto, que sonrisa tan preciosa. Se le marcan hoyuelos en sus mejillas. Creo que podría verlo sonreír por horas.

—Se llama Vivian, no Viviana le espeta Carlos y puedo notar la amargura en su voz.

—Estoy lista para irme— finalmente le respondo.

Abrazo a Helen y a mi familia —excepto a Kasy— y a Carlos le doy un largo beso. Cuando nos separamos me doy cuenta de que Ryder nos mira con una mueca de asco.

Idiota.

Ryder coge mis maletas y salimos de la casa. Yo cierro la puerta y me da algo de tristeza que mi familia no saliera a despedirme aquí afuera.

Deja de ser cursi, Vivian Grace.

Sin decir nada, caminamos hacia su auto deportivo. Él guarda mi equipaje en el maletero y sube al asiento del copiloto.

¡Qué grosero! No me abrió la puerta para que yo subiera.

Con algo de vergüenza, abro la puerta de atrás y subo al asiento trasero, dónde solamente está Diana. En el asiento del conductor está Thaniel, salvaje, caliente, como quieran llamarle.

—Buenas tardes— les saludo. Thaniel empieza a conducir y Ryder se coloca sus audífonos.

—Mis hermanos son unos groseros, ignoralos— dice Diana, mi amor lésbico.

Caos PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora