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Capítulo 7

Estamos en el aeropuerto, esperando que salga el vuelo de Amy y Helen. Estoy algo triste porque ya se van. Ryder y Thaniel no quisieron venir, Albert y Jeal tampoco vinieron. Solo estamos Bruno, Elisa, Diana y yo.

—No quiero irme— dice Helen haciendo puchero.

—Y yo no quiero que te vayas— le respondo haciendo el mismo gesto.

—Viv ¿Irás a casa cuando nazca el bebé de Frederick?— me pregunta Amy.

—Claro— me giro hacia Bruno—. Tú también puedes venir.

—¿Al nacimiento del hijo de mi ex? Paso.

—Oigan, deben saber que fue genial convivir con ustedes— murmura Elisa.

—Eli, eres super cool.

—Igual que tú, Helen.

—Y fue un honor compartir mi habitación con ustedes— pronuncia Diana.

—Ahora volvemos a la soledad de nuestra enorme cama— le digo irónicamente a Diana.

Escuchamos por el sonido de las cornetas que el avión despegará en 5 minutos, así que empezamos a despedirnos.

—Debes dormir mucho ¿Okey? Y evitar a toda costa los ataques de ansiedad— me dice Amy después de abrazarme.

—Que ya lo sé, mamá.

—No sabes nada, estúpida.

Helen se acerca a mí y me da un fuerte abrazo.

—No estás sola, recuerda eso por favor.

—Te quiero tanto, Helen.

—Y yo a ti, Vivian— nos separamos y ellas finalmente se alejan de nosotros.

Quisiera irme con ellas.

(****)

Ha pasado una semana desde que Helen y Amy se fueron. No me he sentido tan sola, Elisa y Diana han estado pegadas a mí y les agradezco por eso.

Termino de almorzar y subo a mi habitación —sí, ya está terminada—. No me sorprende ver a Kira acostada en mi cama. Estos últimos días ella y yo hemos cogido mucha confianza. Ella es una persona increíble y divertida.

Ah, y por cierto, mi habitación quedó hermosa. Las paredes son muy coloridas, con flores y algunos otros dibujos.

Me tumbo al lado de Kira, mirando el techo.

—Lo maté— pronuncia Kira y yo volteo a mirarla, pero ella solo mira el techo.

—¿De qué hablas, Kira?

—Lo asesiné.

—¿Qué? ¿A quién?

—A Joseph Evans.

Me levanto de golpe y miro a Kira con los ojos bien abiertos. Ella se sienta en la cama y me ve con sus ojos cristalizados.

—¿Estás mintiendo, verdad?— ella niega y yo pongo mis manos en mi cabeza—. Necesito que me cuentes todo lo que pasó.

—Él... lo hizo otra vez— empieza a llorar.

—¿Qué? No entiendo, Kira.

—Mi madre es prostituta y él... hace unos años empezó a pagarle para que tuvieran sexo. Han sido amantes desde entonces, y yo nunca he estado de acuerdo.

»Hoy le ofreció más dinero a mi madre a cambio de que yo... me acostara con él también. ¿Sabes lo raro que sería hacer un trío con mi madre y mi jefe?

Caos PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora