El chico explosión

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Ochaco había nacido en una familia de clase baja, es por ello que desde muy pequeña se había volcado de lleno en los estudios. Toda su infancia pasó encerrada en su habitación estudiando para obtener las mejores notas de su clase, y lo había conseguido. Sus padres estaban muy orgullosos de ella, y eso ella lo sabía. Sus padres, eran su único motor para seguir adelante.

Su plan de vida consistía en graduarse de la UA con las mejores notas de su generación, una vez cumplida la mayoría de edad y un título en la prestigiosa UA; no sería difícil encontrar un marido con un buen trabajo, que le permitiera dedicarse a una vida tranquila como ama de casa; y poder cuidar de sus padres.

Pero, cuando tropezó con Izuku en la entrada de la academia había comenzado a replantearse todo su plan. ¿Realmente sería tan difícil esperar unos años más a que Izuku terminara la universidad para poder casarse con él? ¿Sus padres aprobarían que esperara tanto tiempo para casarse? Ella pensaba casarse con alguien por lo menos unos cuatro años mayor que ya tuviera una carrera universitaria y un trabajo estable, quizá unos cinco años, ocho o hasta unos trece años mayor que ella consideraba aceptable.

Acababa de cumplir quince años y tenía que apresurarse a encontrar un buen prospecto sino quería terminar como esas señoras viejas y solas.

Para conquistar a Izuku había diseñado un arduo plan que había comenzado el primer día de clases justo después de conocerlo. Primero, se haría su amiga, descubriendo cuáles eran los intereses de Izuku y volviéndolos suyos, así, pasarían más tiempo juntos, y ella se volvería amiga de todos los amigos de Izuku.

Una vez Izuku pueda referirse a ella como una amiga, comenzaría a coquetearle, mostrándose divertida y juguetona, haciéndole cumplidos y sonriéndole... Cuando empiece a ser demasiado monótono comenzará a invitarlo a salir para demostrar interés y finalmente conseguirá que le pida matrimonio.

Todo esto en un lapso de siete años, por lo que espera que sus padres no le encuentren a alguien antes...

Pero la primera fase de su plan se comenzó a ver difícil el segundo día de clase cuando el chico explosivo llegó. Por alguna razón, siempre que conseguía pasar un tiempo a solas con Izuku llegaba Bakugou a estropearlo todo. Ochako no maldecía, pero en serio, en serio, en serio; maldijo cuando el profesor los puso como compañeros de trabajo de por vida. Claro, cuando había proyectos más grandes podían escoger a más parejas para el equipo; pero Bakugou nunca dejaba que Izuku estuviera en el equipo.

Y era, realmente estresante. Estaba cansada de siempre trabajar con él, aguantar sus gritos y sus comentarios burlones hacia los demás. Nadie quería juntarse con ellos, a excepción de los raros de Kirishima y Kaminari, que, por cierto, por alguna extraña razón, era los únicos que Bakugou aceptaba en su equipo.

Era el primer viernes en la academia y de nuevo había aprovechado la hora libre para quedar con Izuku en la sala común de la clase 1-A para ver un anime que Izuku veía a esa hora todos los días, no recordaba el nombre, pero según Izuku era muy conocido en la comunidad friki. Y, aunque ella no supiera nada de anime, ni mucho menos le agradara salir con un friki, estaba dispuesta a verlo con él solo para pasar más tiempo juntos y poder conocer algo que le gustaba.

—Ah, cara redonda, ahí estás —Bakugou estaba de nuevo llamándola por ese vergonzoso apodo, ¿qué tan difícil era recordar su nombre?—. Necesitamos revisar la exposición de inglés.

—Pero la revisamos ayer —contestó con un tono cansado, mirando a Izuku, éste ignoraba a Bakugou completamente sumido en su anime.

—Pero también debemos revisar el proyecto de japonés.

—Ese lo revisamos el miércoles.

—Pues ahora tenemos que revisar el de historia —Ochaco suspiró cansada de este chico.

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