Drama, drama y más drama

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—Ah... Bueno, se me hizo costumbre porque no me gustaba ver mis brazos tan delgados.

Mentiroso de mierda.

Volvió a empezar a limpiar el jardín, si su amigo no quería decirle nada no lo presionaría.

—¿Puedo preguntarte algo más personal? —su amigo asintió—. ¿Por qué no me detuviste? ¿Por qué no te metiste? Tú también entrenas, entonces tienes fuerza para ello, ¿por...?

—Uhm, supongo que verte de esa forma me trajo recuerdos no tan buenos —luego cambió el tema—. Oh, oye, terminé ésta área, ¿qué más debes de hacer?

Katsuki quería decirle que podía sincerarse con él, pero al mismo tiempo no lo quería presionar.

—He pensado en decirle a Ochako lo que pasó entre nosotros —se atrevió a ser más directo—. Así que necesito que me des tu permiso, debido a que tú estás muy implicado.

Izuku se le quedó mirando un buen rato sin decir nada, luego agregó:

—¿Vas muy en serio con ella, verdad? Aunque no entiendo el amor me parece muy fuerte de tu parte —aquellas fueron palabras sinceras—. Adelante, dile todo —y le sonrió, luego cambió el tema—. Entonces, ¿en qué más puedo ayudar?

 Entonces, ¿en qué más puedo ayudar?

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Todas estaban muy incómodas. Hasta la misma Ashido ya no estaba tan relajada como antes.

—Creo que sí debí borrarlo... —dijo, apenada—. Bueno, ya lo borré de la papelera.

Nadie decía nada, todas querían irse.

—¿A qué se refiere con sexualidad? —preguntó Melissa.

—No lo sé, solo ponía esa palabra en pendientes —explicó Momo.

—¿Entonces si es gay? —preguntó Hagakure.

—Hay más sexualidades —comenzó a decir Jiro—. Así que puede ser bi o pan o... no lo sé.

—¿Para qué ibas a usar esa información exactamente? —preguntó Melissa.

—Bueno, pensé que podrías saber cómo tratarlo.

—Ninguna tiene idea de los conceptos que vienen allí, ¿crees que vamos a saber cómo tratarlo? —Ochako ahora empezaba a sentirse furiosa—. Me siento una mierda, nos hemos metido en su jodida privacidad, si él se entera se sentirá muy humillado... —se levantó del suelo y se jaló de los cabellos—... y-yo no puedo soportar... —se le quebró la voz—. Si una de ustedes dice algo se las verá conmigo.

Las apuntó a todas con el ceño fruncido.

—Ochako, tranquilízate... —Momo trató de calmarla.

—¡No me digas que me calmé! —le gritó—. ¿Tienen idea de que la señorita Nemuri se puede meter en problemas por nuestra culpa?

—Tú aceptaste quedarte —le dijo Jiro.

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