Nada cambia

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Katsuki estaba cansado de todas esas emociones fuertes del día. Solo quería llegar a su habitación y tirarse en la cama sin que nadie lo molestara, pero Deku no se callaba.

—Kacchan —ese apodo idiota otra vez—, adivina qué, va a haber una película del anime que veíamos de niños, ¿la vemos juntos?

No sabía qué decirle, cuando dejó de hablarle ya no pudo estar muy al pendiente del anime en general. Tenía que demostrarle a todos lo competente que era en la escuela y deportes. Tenía clases de artes marciales, batería y debía ser el mejor de la clase. Cuando las artes marciales empezaron a tomarle más días a la semana, tuvo que dejar las clases de batería, pero todavía practicaba de vez en cuando en su habitación, le servía para desestresarse.

—Kacchan, no me ignores —Deku seguía detrás de él, hablándole con una sonrisa—. Vamos, tienes que desestresarte un poquito.

—Ya cállate y deja de seguirme —se tomó un segundo para calmarse—. No he visto anime desde la primaria pero supongo que puedo aprovechar para ponerme al corriente. Ahora déjame ir a dormir si no quieres que te dé un golpe en la cara.

—¡Vale, nos vemos mañana!

Cuando entró a su habitación, Kirishima estaba en medio, hablando con Denki y Sero, con una sonrisa de triunfador.

—Pero miren a quién tenemos aquí —dijo sonriente.

—Quién viera a nuestro chico explosivo favorito —comenzó a decir Kaminari divertido—, siendo tan noble como para pagarle el año a la pobre chica frágil sin pedirle nada a cambio.

—Uraraka no es frágil, sólo no tenía dinero. —Contestó cortante.

Se sentó en la cama y comenzó a quitarse el uniforme para ponerse el pijama.

—¿Esa es una marca de beso?

A Katsuki se le paró el corazón cuando escuchó aquello. ¿Dónde? ¿A qué hora había pasado?

—JAJAJAJAJA —los tres empezaron a reír como locos.

—Son unos malditos imbéciles.

—Entonces, ¿pasó algo? —inquirió Sero.

—Nada, solo somos amigos —quería que se callaran los tres—. Además, es mi compañera de trabajo.

—Ajá, pero te gusta, ¿no? —dijo Kirishima, pícaro.

—No se permiten parejas en el internado.

—Uy sí, pero aún así llevo coqueteando con Jiro desde que entramos y Kirishima con Mina desde la escuela secundaria. ¿Nos han atrapado? No —Kaminari se encogió de hombros, divertido.

Katsuki rodó los ojos.

—Buen cambio de tema, Denki —mencionó Kirishima—. Eso me recuerda, que Mina me dio estos chocolates de amor —sacó una bolsa de chocolates de un cajón—. Y el día blanco le daré unos también, de momento estamos viendo como suceden las cosas.

El rubio enarcó una ceja, curioso.

—A mí Jiro solo me dio chocolates de amistad —Kaminari se cruzó de brazos—, pero no importa, yo igual le seguiré coqueteando y el día blanco verá mis sentimientos.

—Creo que ya está más que enterada, no le insistas tanto —comentó Sero.

Kaminari y Sero se enfrascaron en una infantil conversación sobre si Jiro estaba o no dejando en la friendzone a Kaminari.

Katsuki se acostó y empezó a recordar cómo habían sucedido las cosas. No podía creer que había tenido el coraje para besarla, ya no se sentía capaz de verla a la cara.

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