La Charla

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—¿Tienes novia, Katsuki? —su padre inquirió.

Bien, no había pensado en decirlo pero...

—Ay, ¿no se los dijo? Izuku me lo comentó en las vacaciones de primavera.

Estúpido Deku.

—Sí, comenzamos a salir en febrero.

Lo había dicho rápido y cortante, sin mirarlos a la cara.

—Mmm, luego deberías presentárnosla.

Y allí murió la conversación.

...

—¡Katsuki!

—¡Kacchan!

Luego de la competencia, sus amigos corrían hacia él, buscándolo entre las gradas.

—Ah, mamá, no te había visto —Izuku abrazó a su madre.

—Felicidades por tu primer lugar, Midoriya —la madre de Bakugo lo felicitó.

—Ah, muchas gracias, señora Bakugo —el peliverde agradeció inclinando la cabeza.

—¿Eres la chica del otro día, verdad? —inquirió su padre.

—Sí, Uraraka Ochako.

—Ella es mi novia.

—¡¿Eh?! —se sonrojó.

Se encogió de hombros muy serio. Él había pasado una vergüenza, con otra más no pasaba nada. Además, así se quitaría un peso de encima.

Por el rabillo del ojo observó cómo sus padres se daban una mirada rápida y luego le decían a su novia:

—Nos alegra que aguantes a nuestro hijo.

Ajá y papá te aguanta a ti, vieja bruja...

El resto del día fue aburrido. Uraraka había llegado al octavo lugar, lo que era mucho avance tomando en cuenta que el año pasado no había podido avanzar ni a la segunda ronda. Se alegraba de que su novia estuviera feliz, además sus padres se habían tomado bien la noticia y le habían dicho que podía ir a visitarlos cuando ella deseara.

Ochako estaba ligeramente avergonzada pero eso no dejaba de lado su actitud amable y atenta, la chica comenzaba a llevarse muy bien con los padres de Katsuki.

—Debes perdonarle su actitud arrogante —su madre le decía a la castaña—, cuando era más pequeño le llenamos la cabeza con demasiados halagos y ahora se cree inalcanzable.

Y todos menos él en la mesa rieron.

—Eso no es problema, sé ponerlo quieto —contestó su novia riendo, luego le dedicó una mirada divertida—. Deja de ser tan amargado, Katsuki.

—Mm —fue todo lo que contestó.

Al final del festival deportivo se despidieron de los padres de Katsuki.

—Tus padres me caen muy bien, son divertidos.

—Eso es porque no viste a mi madre molesta.

—Sí, una vez cuando éramos niños le pegó enfrente de todos porque rompió la ventana de una vecina con la pelota y lo obligó a disculparse y a pagar los daños con sus ahorros —muy rápido como solo el peliverde puede hablar, explicó—. A todos los niños nos dio pesadillas la cara de la señora Bakugo así de molesta, Kacchan lloró un montón ese día, la oreja le quedó súper roja de tantas jaladas que le dio su mamá-

—Izuku —con una sonrisa colocó una mano en el hombro de su amigo.

—¿Sí, Kacchan? —preguntó con una tierna sonrisa.

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