Amanecer

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En la oscuridad de la noche Jeav buscaba a esa enfermera mientras que la joven desconocida lo seguía.

-A dónde vamos?

- Tu me ayudarás a salir de este mundo, dijiste que hay otros no?

- Si, pero sólo hay una nave y con esa debo de regresar o me puedo meter en problemas.

La joven estaba asustada por lo que planeaba ese hombre ya que si bien tenía una forma de defenderse no esperaba usarla.

Por otro lado Selpire perdió de vista a Jeav por lo que estuvo por ahí buscándolo, el edificio era grande y ya había un grupo de personas que los seguían. Ectara en estos momentos ya que Celrine no podía tenía que tomar el liderazgo.

-Chicos se que pasamos por un mal momento pero debe de haber una forma de salir de aquí ya que esa debe de ser nuestra prioridad principal. Arándano tendrás que ir detrás, Celrine y yo estaremos atentos por los lados y Selpire trata de guiarnos.

Todos entendieron las palabras de su amigo. En completa oscuridad se tuvieron que mover sin causar ruido temiendo ser atrapados ya que los superiores seguro no van a querer que las personas sepan que capturan mujeres por su sangre.

-En verdad, cómo es que terminamos aquí? – se pregunto Celrine que ya estaba agotado, sentía su cuerpo el doble de pesado por el traje y cansancio, quería cerrar sus ojos y no despertar en un buen tiempo.

- Ya me parecía que Jeav estaba raro desde lo que pasó con Bayas. – dijo Arándano, normalmente el traía una sonrisa tonta en su cara y para este momento ya debería de estar molestando a alguien como a Huatl pero no tenía ánimos de nada.

- Celrine a todos nos duele lo que pasó con Huatl y aunque si pienso que hubiera sido mejor que Bayas fuera la que murió también se que no es su culpa. – Ectara tomo del hombro a su amigo y luego le dio un abrazo.


Celrine fue el primero en conocer a Huatl, desde pequeños los dos se llevaban muy bien ya que Huatl era el más fuerte antes y Celrine era un llorón, al principio no se llevaban bien con los gemelos Archer y Selpire pero con el tiempo se volvieron un grupo de amigos. Después se unió Ectara que era el que siempre que pasaban frente a su casa soltaba a sus perros para que siguieran a los niños, Huatl luego de hablar con el lo unió y ya sólo quedaba uno, ese niño molesto que se la pasaba en el techo de otros lanzando piedras eso fue cuando Arándano era un enano.

-Debemos de tener un plan de como atrapar a ese tonto, yo propongo que juntemos muchas piedras y se las lancemos a su casa! – Dijo Huatl.

-Yo digo que también deberíamos de subirnos en el techo todos, y así juntos lo podemos golpear! – dijo Archer y Selpire la miro asustado. – No te preocupes hermanito, no te vas a caer.

-Subirme nunca!

-Mi mamá tampoco me dejaría, me va a regañar si ve que me caí y lastime de nuevo, incluso si le cuentan que estuve sobre los techos. – Celrine no quería ni recordar los regaños de su mamá ya que le daba miedo.

-Eso me lo pueden dejar a mi!, no se preocupen por eso ya. – Ectara hablo muy confiado de si mismo y todos creyeron que tenía la mejor solución.

Su plan fue que su primo le lanzará una piedra en la cara al niño del techo, su primo ya que tenía buena puntería lanzó una gran piedra una vez vio a ese niño justo en la cara e hizo que el niño se cayera y también se golpeara la cabeza, cabe decir que luego se fue corriendo pensando que lo mato.
Los gemelos ya traían palos y estaban listos para ir a golpearlo pero Huatl se acercó primero.

-Le voy a decir a mi tía…- el niño estaba adolorido aún y tenía sangre en la nariz.

-Oye, quieres ser nuestro amigo?

1487Donde viven las historias. Descúbrelo ahora