Apunta

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Hace unos años me mudé junto con mi hermana a un pueblo pequeño al norte del país, la tierra era rica y contaban con un puerto, queríamos inventar cosas, el aire fresco del pueblo nos daría ideas y en poco tiempo nuestros inventos serían usados por todos, eso pensábamos pero...la familia Matthews...

El señor Matthews era un hombre importante en el pueblo y en la ciudad capital, su esposa era una mujer inteligente y bella, su hija tenía unos siete años pero todos la querían ya que era muy social y buena, por otra parte estaba el pequeño Abel, tenía dos años, era muy pequeño pero aún así siempre se veía junto con el resto de la familia.

Era la familia perfecta pero...el señor y la señora siempre se reían de nuestros inventos, cada vez que íbamos a probar algo nuevo se aseguraban de bajarnos el ánimo hasta que dejáramos el proyecto, sus sonrisas burlonas eran de lo peor, pero ellos siempre tenían la razón a los ojos de todos, las personas del pueblo siempre estarían del lado de ellos y se burlarían de nosotros también.

Oh!, la familia Pierce, un hombre alto y fuerte, bueno para negocios, su mujer estaba bien estudiada pero siempre se mantenía callada, el pequeño Cosme a pesar de que sus padres siempre tenían una cara inexpresiva el siempre estaba llorando o riendo.

El señor Pierce varias veces estuvo por ser socio con mi hermana y yo pero...debido a las burlas se retiraba.

Fue difícil conseguir dinero por esos días, por suerte teníamos unas tierras con cosechas y de ahí sacabamos para comer.

Seguro no quieren escuchar sobre mi vida así que contaré la historia del pueblo que seguro es más interesante.

Hace ocho años mientras mi hermana estaba en un viaje a la ciudad capital escucho que los dueños de importante tienda de joyas había encontrado un lugar con muchas gemas y diamantes pero que nadie sabía que ahí estaban, los dueños le mencionaron a mi hermana ya que vivía en donde estaban los diamantes, es decir...el pequeño pueblo.
Ese pequeño pueblo tenía mucho por donde explotar!, incluso podían hacerlo una ciudad importante, era sin duda rico pero los pueblerinos no sabían y sólo cosechaban con grandes sonrisas y agradecían a la tierra.

Mi hermana y yo ya sin dinero aceptamos ayudar a crear una mina y supervisar todo, llevarían a personas de la ciudad capital a que trabajarán e incluso seguridad.

Pero lo último fue un grave error, ese mínimo error llevo a ser un pueblo alegre a uno lleno de sangre donde nadie duda en apuntar a otra persona.

Una noche fresca, cuando todos dormían en paz, cuando todos eran felices y no se quejaban del trabajo sucedió lo que comenzó todo.

Tres jóvenes volvían de un largo día de trabajo, les habían pedido si podían hacer un pequeño trabajo extra con más paga y aceptaron por eso se quedaron tan tarde, iban a casa totalmente agotados pero con la suficiente energía como para bromear entre ellos, su casa estaba cerca de la mina de la cual nadie en el pueblo más que nosotros sabían.
A los pueblerinos se les hizo extraño ver guardias con grandes armas en su manos, era muy raro que en el pueblo los hubiera, pero los tres jóvenes sólo querían ir a descansar, para su mala suerte los guardias creyeron que querían robar los diamantes y sin siquiera preguntar quienes eran les dispararon...

Una muerte horrible para esos tres.

A la mañana siguiente al saber del problema hablamos con los dueños de la joyería, las familias de los tres jóvenes querían una explicación del porqué habían sido asesinados sus hijos, el dueño de la joyería si decía la verdad de los guardias también tendría que explicar sobre la mina por lo que el se limpio las manos, tomo sus cosas y se fue junto con todos los que había contratado.

1487Donde viven las historias. Descúbrelo ahora