Viejo

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Nos levantamos temprano supongo, la verdad no puedo decir con exactitud si era temprano o no ya que el cielo estaba de un color naranja pero aún todo se veía oscuro.

Tomamos nuestras cosas para irnos de ahí ya que estar entre los árboles sin saber que nos rodea es peligroso. Mientras iba a tomar la última mochila algo cayó sobre ella haciendo que lo repentino me asustara aunque eso no fue lo peor…lo que saltó sobre la mochila fue una rana con muchas patas largas.

-Qué le pasó a este animal?! – por más que miraba a la rana no había explicación en mi cabeza para saber porque un ser que se supone que es tierno ahora tiene patas que lo hacen lucir horrible.

-Son las famosas ranas con patas!, no crees qué es linda? – el viejo tenía una sonrisa en su rostro, lo decía en verdad o era sarcasmo?. Al notar mi mala expresión se rió y tomo a la rana para ponerla sobre su hombro. – No son peligrosas si no se sienten atacadas así que está bien si las tocas.

Aún desconfiada acerqué mi dedo índice y la toque, babosa y aguada lo que se espera de una rana.

-Ten, llévala tu. – el viejo puso la rana sobre mi hombro y aunque aún me parecía extraña no me queje. – Se ve más feliz contigo.

Mire a la rana y ella a mi, en verdad es tierna de la cara pero sus patas dan miedo.

-Bien vamos a las tierras rocosas!

El viejo parecía muy animado en verdad a pesar de que se queja mucho de su edad, la verdad aún lo estoy observando ya que quiero saber cuales son sus verdaderas intenciones conmigo, que me deje seguirlo y me proteja sin ninguna razón suena muy falso para mi.

La ropa que estaba usando no era la más cómoda pero no había de otra sin contar que de alguna manera el clima cambio que paso de un frío que llega a los huesos a un calor insoportable, sólo podía tratar de refrescarme levantando las mangas de la gran camisa aunque eso…atrajo a muchos insectos y aunque la rana comía la mayoría algunos por poco me alcanzaban a picar haciendo que volviera a poner mis mangas como estaban.

Recuerdo cuando estaba en la escuela, mi respiración agitada después de correr por toda la escuela ya que la mayor parte de las veces me saltaba la clase de educación física por estar viendo vídeos en los baños y cuando la maestra me veía me castigaba, en verdad odio la sensación de estar cansada por lo que mi resistencia no es la mejor y no esperaba que en este trabajo tuviera que hacer actividad física.

Aunque es sólo caminar es cansado!, sin contar el estrés de estar en un lugar desconocido para mi, mis piernas me duelen mucho y estoy toda pegajosa por el sudor, me duele la cabeza y tengo hambre pero no le puedo decir nada de eso al viejo ya que…soy demasiado tímida como para hablar de mis necesidades con otro ser humano.

Aunque si lo pienso…ser humano?, desde pequeña supe que había otros humanos en otros planetas pero: es correcto llamarlos seres humanos o alienígenas?, o en dado caso cual de los dos es el alienígena?
Yo soy la que está por así decirlo invadiendo su mundo entonces: eso me hace una alienígena?, creo que si.
La rana me hizo salir de mi burbuja y centrarme en el mundo de ahora aún tengo que caminar mucho pero el viejo estaba haciendo una pausa y dejando unas cuantas cosas de lado.

- Qué hará? – pregunte mientras me acercaba más a el, aún no lo entiendo por completo en verdad.

-Parece que tienes tanto calor que te pusiste a hablar sola, no estás acostumbrada a todo esto pero espera un poco niña.

El viejo entró el bosque y yo no supe si seguirlo o no por lo que me quede en mi lugar, hablando sola?, entonces qué fue lo que escucho?!

-Aquí está! – el viejo volvió con un envase en manos y un par de hojas gigantes, en verdad para que quiere esas ramas?!

1487Donde viven las historias. Descúbrelo ahora