42.-Epílogo

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— Cédric, deja de molestar a tu hermana!— regaño Issabel al pequeño niño de cinco años quien corría a los brazos de su padre.

Por el contrario su hermana la pequeña Roxanne se mantenía a un lado de su madre la cuál disfrutaba de el cálido clima de las playas de Huatulco.

Eran vacaciones y la familia decidió viajar a México, llevaban al menos una semana en aquel hotel esperando que los demás llegarán y por los demás se trataba de sus amigos Fred, Harry, Ginny, Ron y Hermionie.

—¿Cuando vendrán mis tíos?— pregunto la pelirroja a su madre.

La pelinegra la cargo en sus brazos y le respondió —Realmente no lo sé, pero no creo que tarden mucho—

—¿Mis primos vendrán con ellos?— pregunto esta vez Cédric acercándose a su madre aún en los brazos del pelirrojo mayor.

Esta vez hablo George —Claro que vendrán con ellos, no los pueden dejar solos— y después alboroto el cabello del niño.

—Pero la vez pasada tú y el tío Fred me dejaron solo en la habitación para ir a probar un seperimento— confesó el infante y el mayor se ganó una mala mirada de su esposa.

—¿Que ustedes qué?— reclamó la pelinegra.

George sonrió nervioso —Fue solo una vez y por un rato—

La pelinegra rodó los ojos y su pequeña hija hablo —Se dice experimento no "seperimento"— corrigió viendo a su hermano y esté le saco la lengua.

—¿Es nuestra hija o la de hermionie?— bromeó el pelirrojo sacándole una sonrisa a su esposa.

Los mayores se sentaron frente a la piscina infantil dejando que los niños jugarán, Roxanne era la mayor por solo unos minutos y a decir verdad era un poco más tranquila y ordenada como su madre mientras el pequeño Cédric era idéntico a su padre siendo un bromista pero sobre todo bastante hablador podía sacarte plática por horas.

Ambos mellizos eran pelirrojos y llenos de pecas, habían sacado ojos color miel y se parecían bastante entre ellos, a pesar de que constantemente peleaban eso no afectaba que tenían momentos en los que parecían uña y mugre y siempre darían lo que fuera por el otro.

—Este lugar es increible— hablo George rompiendo el silencio y acercándose más a su esposa, se encontraban sentados al borde de la piscina remojando sus pies.

Su esposa asintio —es lindo volver a ver estos paisajes, aunque han cambiado un poco en estos años— confesó para después depositar su cabeza en el hombro contrario.

—Bueno hay cosas que cambian— dijo el pelirrojo y su esposa volvió a asentir — Espero que nosotros no cambiemos y si lo hacemos que sea por una buena razón—

—aveces te pones a decir cosas tan profundas que das miedo— le comentó su esposa ganando una mala mirada.

Se quedaron en silencio por un rato disfrutando de ver cómo sus pequeños hijos jugaban con el agua, los dos habían demostrado ser magos y en unos años probablemente asistirían a Hogwarts, issa se había quedado con su local en el callejón diagon pues vendía bastantes prendas y le gustaba diseñar aunque por ocaciones cuando el maestro de DCAO estaba ausente por algún tiempo ella se ofrecía a suplantarlo.
Sortilegios Weasley como siempre iba de maravilla dejando buenas ganancias y grandes sonrisas, los chicos habían abierto una tienda en Hogsmade la cuál también daba grandes ganancias.

—llego el alma de la fiesta— una voz familiar sonó detrás de los esposos haciéndolos voltear para observar al gemelo mayor con una sonrisa y lentes de sol.

{MI GINGER BOY} With George Weasley±¹⁸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora