t w e n t y o n e

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Narrador Omnisciente.

En la habitación reinaba él silencio, la luz brillante de la luna iluminaba sus rostros a la perfección, era un momento qué se sentía tan jodidamente irreal, ninguna decía una palabra más, tampoco era cómo si aquello hiciera falta.

Aquél calido sentimiento en sus corazones eran lo único qué necesitaban ambas.

Ya no había más rastro de dolor, o de aquella amarga sensación de culpabilidad qué ambas sentían por haberse dejado, olvidado, por no haberse protegido cuándo tuvieron la oportunidad.

Sus labios se acercaban ansiosos por el toque de los ajenos, sus ojos se cerraban poco a poco con tranquilidad esperando a qué ambos por fin se juntarán, hasta qué la débil voz de Rose logró escucharse.

-E-espera -murmuro haciendo qué ambas abrieran sus ojos mirando así los de la otra -. N-no puedo hacer esto.

Negó repetidas veces con la cabeza volteandose para así saltar al suelo y entrar nuevamente a la habitación abrazándose a si misma.

-¿Qué? -la voz confundida de la pelinegra tampoco se hizo esperar mucho tiempo.

-Lo lamentó Lisa, pero no puedo hacer esto, no contigo -la voz de la peli rosa se volvió fría, tranquila, un tono de voz qué Lisa jamás había escuchado antes en ella.

-Rose... linda... -trato de tomar su brazo pero está lo alejó de manera casi inmediata.

-¡YA TE HE DICHO QUE NO! -grito con fuerza haciendo qué la pelinegra alzará sus cejas con sorpresa ante la actitud de la contraria -. ¿Crees qué puedes venir como si nada hubiera pasado después de haber salido con Jisoo? ¿Sabés lo mucho qué me dolió ver cómo ambas se besaban aquella vez en la cafetería? -sus ojos se llenaron de lágrimas las cuales amenazaban por salir, por su lado, ella tenía razón, pero eso no impidió qué aquellas palabras fueran cómo una daga en su corazón al escuchar como la voz de Rose se quebraba, escuchandose tan frágil y vulnerable ante ella -. Tenía razón al dudar, al decir qué era una mierda al salir contigo, ¿Pero ahora? Ya no te necesito, no soy dependiente a ti Lisa, si sólo vez un maldito juguete parado frente a ti sin sentimientos pues no estás en lo correcto.

-Rose, tu nunca fuiste así -Lisa preocupada se acercó a ella tratando de tomar sus manos y tranquilizarla, pero aquella acción fue totalmente imposible gracias a qué quito sus manos con brusquedad safandose del agarré.

-No ¡Tu no eres así! -fruncio el ceño y la empujo con fuerza con lágrimas corriendo por sus sedosas mejillas -. ¡Jugaste conmigo Lalisa!

-Lo sé y...

-¡Cómo fuistes capas de hacerlo con mí mejor amiga! -sus lágrimas no pudieron aguantar mucho mas tiempo explotando en llanto, jamás había creído que ella hubiera sido capaz de hacerle algo así -. Primero lo hicistes conmigo -se apuntó a si misma colocando su mano en su pecho mientras su voz se entrecortaba gracias a las lágrimas -. Y ahora se lo estás haciendo a ella, como si fuera un juguete, ¿No bastó conmigo, verdad? Ahora estas con ella pero cada vez qué te aburres de alguien sólo buscas a una nueva persona para divertirte ¿No es así?

La pelinegra definitivamente no podía seguir escuchándola, rogaba porqué parará, cada una de sus palabras la herían demasiado y ya no creía soportar más cuando lágrimas se acumularon en sus ojos volviéndolos cristalinos.

¿Qué había hecho mal? Por primera vez ella sentía aquél remolino de emociones qué se había formado en el día a día de Rose cuándo ellas eran más jóvenes, entre aquellos sentimientos sólo lograban dominar; la tristeza, la irá, y muy dentro de ella, la euforia recorrer por todo su cuerpo haciendo que este se estremezca.

-R-Rose... -tartamudeo en un pequeño hilo de voz -. Acaso... ¿Eso es lo qué vez en mí? ¿Qué solo te veo cómo un maldito juguete? -sus lágrimas no aguantaron más y salieron corriendo por sus mejillas mostrándose débil ante la peli rosa, algo jamás visto en ella.

No respondió la pregunta, simplemente soltó un sollozó mirándola fijamente.

-Tranquila, tú al parecer ya formaste tu vida, y yo creó que ya es hora de hacer lo mismo -seco sus lágrimas sonriendo con nostalgia, tristeza, bajando levemente la cabeza ante de decir con voz baja -. Fue lindo... Verte una última vez.

Las lágrimas por parte de Lisa definitivamente ya no eran controladas estallando en llanto, camino hasta lograr estar frente a ella y tomó sus manos cayendo de rodillas en el duró y frío suelo.

-Rose, no, por favor no -suplico con las lágrimas aún recorriendo por sus mejillas, escena la cual rompió el corazón de roce a la mitad, definitivamente odiaba verla así pero... Alguna de las dos debía acabar aquello antes de qué en un futuro ambas se arrepintieran -. Acabó de recuperarte, y-yo... No voy a perderte otra vez.

-Perdon -murmuro soltando las manos de Lisa quien cayó al suelo llorando.

Sus manos se separaron, el llanto era lo único que lograba escucharse, una pequeña sonrisa con nostalgia apareció en los labios de Rose antes de darse la puerta y... Simplemente irse de aquel lugar, dejando a la pelinegra destruida, devastada, sola.

Lamentándose completamente en silencio, tantos años anhelando aquel momento en el cuál podría ver a su amada nuevamente, y ahora sólo quería olvidar lo qué sucedió en todos aquellos años, quería olvidar a Rose, borrarla de sus pensamientos y de su corazón deshaciéndose del sufrimiento qué había cargado desde el día en que se anunció la muerte de Rose.

Unos brazos la abrazaron, y sin pensarlo correspondió al abrazó llorando en el hombro de la castaña quién había sido espectadora de toda aquella discusión.

-Tranquila Lili, ya pasará -trato de consolarla mientras acariciaba su espalda buscando qué el llanto cesará.

-Soy una horrible persona.

-No digas esas cosas, sólo estás diciendo tonterías.

-No, Jennie, si hubiera sabido qué esa maldita apuesta haría qué terminará enamorándome jamás hubiera aceptado.

-¿Apuesta?

-¿Apuesta?

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