Ella el como el sol.
Ella era como la luna.
Park Chaeyoung decide mudarse con su mejor amiga para vivir el sueño de la gran cuidad, dejando a un lado la vida aburrida e insignificante del campo para estudiar su carrera soñada en la amplia Seúl.
Pero...
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Final actual Octubre 02 del 2024.
Una respiración profunda haciéndola entrar en consciencia otra vez.
Suave música a los alrededores la rodean mientras todo parece ser real, todo parece ser sorpresivamente sólido al mirar los alrededores.
Las hebras rubias cayendo por su tez y aquel hermoso vestido blanco que porta con hermosura su cuerpo.
Su cuerpo girando, intentando ver quien esta alrededor hasta finalmente encontrar sus ojos eléctricos al mirarla, con seriedad y tristeza en su mirada de una forma nostálgica, una forma bella.
Su cabello azabache recogido, ojos hinchados como al llorar, su pálida piel de porcelana brillando con suavidad ante los rayos de la luz pura que las rodea, haciéndola sonreír.
La pelinegra extiende su mano hacia ella y es lo que necesita para tomarla, sus cuerpos juntos al bailar una melodía de vals qué solamente ellas conocían, como si una orquesta compusiera un mantra para las amantes mientras sus almas se unen en una hermosa danza.
Suaves sollozos escapando de los labios de Lalisa, mientras que dulces risas escapan de la rubia vestida de blanco, haciendo el contraste perfecto con el traje negro de la pelinegra.
Como el sol y la luna a mitad de un hermoso eclipse qué solo pasa una vez cada millones de años.
Gira con gracia hasta caer de nuevo en sus brazos, como si todas las preocupaciones de su cuerpo realmente no existieran, como si todo por un momento nada más se centrará en ambas, mientras toco se manchaba con pequeñas gotas de rojo al caer en su vestido de pulcro color.
En plena ignorancia luciendo feliz, ignorando como sus sangrientas manos manchaba el vestido, como pronto el camino de su danza era guiado por rosas rojas y los sollozos de Lalisa aumentaban al ritmo de la música.
Subieron cada escalón al danzar, llegando hasta un pequeño pedestal lleno de flores, uno a donde la rubia corrió con una sonrisa, viendo sobre su hombro como su amante se quedaba paralizada antes de subir el último escalón, mirándola con los ojos llenos de lágrimas, confundiendola.
—¿Lili? —Su suave voz hace un eco por toda la habitación, su cuerpo girandose como si esperara que Lalisa subiera junto con ella hasta el pedestal.
Pero ella solamente sonreía con nostalgia y melancolía pintandola, sus ojos azules viéndose como el océano a mitad de una horrible tormenta.
—No puedo acompañarte. —Las palabras caen sobre ella como un balde de agua fría en una noche oscura.
Sus piernas temblaron, regresando sus pasos hasta volver con su amada, cayendo entre sus brazos mientras la miraba como si esperara una explicación para su respuesta.