t w e n t y t h r e e

123 23 0
                                    

Lalisa Manoban.

Durante los años que pasaron tuve qué aprender a vivir sin Rose, me separé de Jisoo –quien por cierto no lo tomó para nada bien– decidiendo valerme por mí misma volviendo a ser la persona solitaria que antes era, pero algo en mi era diferente, ya no era la misma persona y aprendí a vivir con ello todo el tiempo qué estuve sola, Jennie fue mi única compañía y la única qué me ayudó a cambiar de cómo era antes, había dejado de sólo importarme a mi misma, había aprendido a vivir con mis sentimientos dejando a un lado por completo mi lado amargo y frío.

Incluso, logré terminar mi carrera en medicina, trabaje durante un año en un hospital como enfermera hasta lograr trasladarme a otro mucho mejor en donde podría hacer mucho más y eso de algún modo me ponía feliz.

Había intentado no recordar a Rose en lo absoluto y eso me había funcionado hasta ahora.

Firme mi contrato para trabajar en el nuevo hospital dirigido por Lee Félix, quien si no mal recuerdo era un viejo amigo de mi padre, siempre lo había visto cómo familia hasta qué me fuí a Busan y dejamos de vernos, y como sabía qué era dedicada a mi profesión decidió contratarme en el hospital algo qué me alegro muchísimo más.

Al parecer todas las piezas estaban cayendo en su lugar hasta ahora, algo qué iba más que bien.

Sólo qué el día anterior a mi primer día... La encontré de nuevo.

El destino volvió a desenterrar aquél dolor que había tenido qué guardar durante los últimos años para mantener una vida normal y pacífica, no pensé qué sería tan dolorosa volverla a ver, incluso llegué a pensar en retirar él contrato del hospital, pero ya había dejado mi anterior hospital y si lo hacía no tendría ninguna fuente de ingreso cómo para poder mantener mi vida lujosa, vida qué antes había sido mantenida por mis padres ahora era mantenida por mí.

De modos, no creó qué ella siga extrañandome, ella decidió apartarse de mí y comprendo su decisión. La hice sufrir demasiadas veces y ahora es mí turno de sufrir lo qué ella sufrió a mi lado.

Al parecer el Karma es algo que si existe.

—Doctora Manoban, se le necesita en urgencias —la voz de la hermosa chica de hebras largas y negras me sacó de mis pensamientos, era una de las enfermeras qué trabajaba en el hospital.

—De acuerdo, gracias Irene —agradeci amablemente antes de dirigirme a urgencias para encargarme de un paciente el cual había llegado recientemente en una de las ambulancias con una herida de bala en el brazo.

Si soy completamente sincera, jamás creí ser buena en la medicina, y más porque mis padres quisieron que estudiará derechos o administración para ayudar con la empresa de la familia, pero no les tocó de otra qué aceptar la escuela de medicina en vez de qué no fuera a ninguna, después de todo no podían permitir qué su amada hija no estudiará ninguna carrera y fuera una desempleada, eso afectaría el apellido Manoban.

  
•••

 
Caminaba por los pasillos después de la cirugía que había durado un par de horas en acabar, estaba exhausta, pero no era nada qué no podía soportar.

Mientras me acercaba a la cafetería pequeños murmuros de una voz reconocida lograron escucharse haciendo qué me detuviera y acercará un poco para poder oír apenas escuché algo qué estaba relacionado conmigo.

—¿Lisa? Pff.. eso paso hace demasiado tiempo, es una imbécil, me arrepiento de haber salido con ella en la universidad —escuche la voz de Rose hablando con otra chica, por alguna razón, aquellas palabras me hicieron sentir mal, llegando directamente a mi pecho el cual comenzó a doler —. De verdad... No sabés cuánto quisiera que desapareciera y no volviera a verla jamás, lo único qué a hecho desde qué salí de ese horrible pueblo fue causarme dolor y sufrimiento.

—¿No crees que estás siendo un poco dura con ella? La escuché llorar ayer en el baño antes de irse. Y quizás.. ella pudo cambiar, no se ve una mala persona Rosie —Irene trato de defenderme, algo que hizo a Rose soltar una carcajada.

—¿Dura? Ella fue peor conmigo.. todo lo que hizo no tiene comparación —las lágrimas se acumularon en mis ojos amenazando con salir de ellos, no quería, y tampoco iba a hacerlo.

Limpie mis lágrimas con brusquedad y me adentré en la cafetería fingiendo que no había escuchado absolutamente nada.

—Buenos días —salude en voz baja antes de pasar por un lado de ambas chicas y ir directamente a donde vendían la comida del hospital.

Logré ver el rostro serio, frío, de Rose quien demostraba odió en su mirada al verme, traté de ignorarlo para no llorar y mucho menos cerca de ella.

Antes, ni siquiera me abría importado el hecho de que Rose me odiara, simplemente hubiera carcajeado y me hubiera ido a buscar a una chica con quién pasar el rato ¿Pero ahora? Ahora me encontraba intentando no llorar por unas simples palabras que ni siquiera me correspondían escuchar.

Valla giros que da la vida, la qué antes lo hacía término siendo usada y rechazada por una chica quién le había robado el corazón. Qué irónico.

Narrador Omnisciente.

La pelinegra observó a la castaña mientras iba directamente la barra en donde vendían comida para los pacientes o hasta incluso para los trabajadores del lugar, giro un poco su cabeza hasta ver a la ahora nuevamente rubia quien suspiro.

—¿Crees que te allá escuchado? —le pregunto con algo de miedo de que la castaña las hubiera escuchado.

—No me importa mucho —murmuro bajando la cabeza.

—Rose, tu no eres así —temblo un poco al escuchar aquellas palabras dichas por su quien ahora era su mejor amiga.

Elevó un poco su cabeza, y logró encontrarse nuevamente en aquel momento, encontrándose a Lisa tratando de acercarse a ella nuevamente con preocupación, apretó sus puños a sus costados mientras su cuerpo temblaba, podía ver todo tan claramente qué podía jurar qué aún estaba allí.

—¡Joder, déjame en paz! —grito demasiado fuerte sin pensarlo dos veces asustando a la pelinegra y también a todos quiénes estaban allí.

Miro a su alrededor viviendo todo nuevamente donde estaba realmente, retrocedió un poco disculpándose en pequeños murmuros mientas sus ojos se humedecian.

Giró para encontrarse con la mirada sorprendida de Lisa completamente fija en ella.

Corrió, corrió sin pensarlo dos veces, empujando a quien se encontraba en su camino hasta llegar a afuera.

No iba a calamarse hasta irse de ahí, de deshacerse del dolor nuevamente en casa tratando de olvidarlo por un par de horas por lo menos.

Conducio hasta su casa y al entrar, lo primero que llegó a su cabeza fueron las imágenes de aquella noche, de Lisa arrodillada en el suelo rogando porque no se alejara de ella, llorando.

Se dejó caer de rodillas al suelo mientras soltaba un alto y fuerte grito desgarrador, sus lágrimas caían por sus mejillas.

Su alrededor se volvió completamente negro y su mirada se nublo.

Antes de qué pudiera hacer algo más, cayó desmayada en el suelo completamente inconsciente.

Antes de qué pudiera hacer algo más, cayó desmayada en el suelo completamente inconsciente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
EUPHORIA © #1 [✔️]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora