Abrí los ojos lentamente, todavía era de noche pero podía ver por la suave luz de la luna que estaba en la vieja habitación del rubio. Sabía que el la había dejado abandonada años atrás y se había mudado a un lugar solo, me lo había contado Corinne, y no siquiera se había molestado en recoger sus cosas de la antigua casa que compartía con los otros compañeros de la banda en San Francisco.
Me incorporé en esa cama que guardaba tantos recuerdos y miré por la ventana. Tenía que hacer algo, buscar una manera de volver o remediar el daño que había hecho.
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-Lizzy cariño!!! Lo has pasado bien con tus abuelos y tíos?-preguntó mi padre abrazándome fuertemente.
Tenía un aspecto mucho más juvenil y alegre, algo que me animó un poco, era sorprendente ver cómo tener a su padre había repercutido de manera positiva en su vida.
Yo sonreí de lado y asentí.
-Sí papá- respondí mientras correspondía a ese bonito abrazo que hacía años no sentía por parte de él.
-vamos, despídete de Lars y Kirk, nos iremos con los abuelos a pasar unos días a colorado- dijo el entusiasmado.
Yo asentí y fui corriendo a despedirme de ellos algo desganada.
-adiós chicos- dije abrazándolos.
-chicos?- río Kirk.
-se que sois unos fósiles pero es la costumbre- confesé.
Lars reía acompañado de su amigo.
-sí, la verdad se me hace muy raro a mí también todo esto pero bueno- dijo el danés.
-por cierto Lizzy, estás bien?- preguntó él rizado preocupado mientras me miraba.
Desde luego mi pinta me delataba, seguramente tenía una cara horrible y de nuevo las lágrimas estaban por salirse de mis ojos.
-si- dije para dar media vuelta.
No me apetecía hablar de James.
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3 días después.
Las hojas del bosque crujían bajo mis pies, el perro blanco me seguía mientras yo me metía cada vez más en el espesor. Era un día frío de septiembre y tiritaba entre los grandes árboles de Colorado, me arrepentía enormemente de no haberme llevado ninguna chaqueta.
Miré a mi alrededor y pude divisar un árbol especial, Corinne me contó que solía ser mi favorito, que solía ir de pequeña ahí y escalarlo mientras Cliff me supervisaba desde abajo cuidando que no me cayera.
Miré bien el árbol y pude distinguir un pequeño brillo a los pies de este.
Me acerqué y quité algunas hojas y musgo que parecían cubrir una placa dorada que descansaba junto al árbol.
"Aquí descansa James Alan Hetfield"
"3 de agosto de 1963 a 9 de septiembre de 2000"
Las lágrimas empezaron a salir de mis ojos al mirar aquella placa, todavía no me lo podía creer y me sentía tremendamente culpable por lo ocurrido, me sentía como una asesina, se suponía que él formaría su familia y tendría tres bellos hijos rubios.
-lo siento- musité.
La cabeza me dolía y el pecho, todo empezó a dar vueltas alrededor de mi.
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-abuelo date prisa! Puede que los pájaros sigan en el nido- dijo la pequeña niña de 10 años mientras correteba por el bosque.
-Mas despacio Lizzy, yo ya tengo mis años cariño- dijo el hombre canoso mientras sonreía al ver la vivacidad de su nieta.
La niña reía y pasaba por los árboles felizmente hasta que su abuelo la perdió de vista.
Cliff caminó a paso lento hasta que divisó a la pequeña subida en las ramas de un precioso e imponente árbol. Su expresión cambió a una de tristeza al reconocerlo.
-mira abuelo! He subido yo sola, bueno,me ha ayudado ese señor- dijo la niña señalando a la nada.
Esto logró que cliff tuviese un escalofrío, sería posible?
-mi hay nadie Lizzy-
-claro que sí, míralo, es rubio y te está sonriendo- respondió ella insistiendo.
Cliff sonrió a ese punto donde se suponía que estaba su amigo y suspiró.
-venga enana, sujétate bien y no te distraigas- dijo el hombre supervisando la desde abajo.
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Agua
Gotas de agua sobre mi cara.
Abrí los ojos lentamente. Miré a mi alrededor, seguía apoyada en el árbol, al parecer me había dormido.
Espera.
Ese sueño.... Parecía un recuerdo tan lejano que había olvidado....
Todavía tenía lágrimas por mis mejillas, estaba empezando a llover, era mejor volver a casa.
Me levanté y miré hacia el árbol.
-Lo siento James-
Di media vuelta mientras sollozaba y empezaba a caminar de vuelta a casa.
Tuve un presentimiento y miré hacia atrás de nuevo, ahí estaba él de pie al lado del árbol.
Fue como un flash, un ver y no ver.
Seguí caminando cogiendo fuerzas dentro de mí pero parecía que me había perdido, si James estuviese ahí se reiría y diría que no pasaba nada.
Las lágrimas salían con más fuerza conforme la lluvia fría caía aún más sobre mi.
Mierda si, me había perdido.
Busque una luz por donde guiarme pues estaba empezando a anochecer, escuché el sonido de las llantas mojadas sobre la carretera, de seguro estaba cerca.
Después de un minuto pude divisar algunos datos y una pequeña esperanza creció dentro de mí, cuando llegué a la carretera está estaba oscura, que decía hacer? Esperar a que alguien pasase?
Me dispuse a cruzar la carretera cuando de improviso resonó un chirrido de los frenos y la luz de los faros de un coche me cegó, me tapé con los brazos la cara esperando mi destino fatal.
Pero no ocurrió nada. Abrí los ojos lentamente al sonido de la puerta del conductor abrirse.
-Dios mío lo siento, no te vi y de repente estabas ahí- dijo aquella persona.
La miré con detenimiento, era un chico bastante alto, tenía un bonito pelo negro que le llegaba más abajo de los hombros, una piel blanca y unos ojos cafés.
-lo siento, fue mi culpa, me crucé- dije tartamudeando mientras temblaba de frío.
-quieres que te lleve? Necesitas ayuda o algo?- preguntó el chico atento.
yo solo asentí mientras intentaba limpiar mis lágrimas mientras el corría a poner su chaqueta sobre mis hombros.
-ven, te llevaré-
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Hasta la luna roja (James Hetfield / Metallica)
Ficción GeneralElisabeth Burton siempre se ha sentido sola, sus padres se separaron y su vida se hacía cada vez mas monótona, pero un día descubre un oscuro pasado que hará que su forma de vivir cambie por completo, descubre acerca de su abuelo Cliff Burton, muert...