San Francisco IV

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Vale no me maten, lo se, he tardado mucho en actualizar, simplemente no sabía como continuar: 3 pero aquí estoy uwu disfruten por favor


 No se como llegamos a este punto, realmente nunca me lo había imaginado, ahora yo sostenía el hielo contra mi cabeza mientras mis compañeros hacían lo mismo. 

Si, adivinen qué, resulta que no hizo falta asustar a Lars y Kirk, la paranoia del baterista había sido suficiente para todos.

Estábamos los cuatro viendo la película cuando él se levantó para ir un momento al baño, a saber qué tipo de droga se fue a meter porque cuando regresó vino corriendo y saltó en el sofá gritando como una nena como si el diablo le persiguiese. Ni tiempo nos dio a reaccionar cuando el danés ya se había abalanzado hacia nosotros y tumbar el sofá haciéndonos caer. 

Si estabas con metallica nunca sabías que iba a suceder.

Lo ocurrido con Lars me hizo reír y acordar de cuando era pequeña y corría a mi cama al apagar la luz de la habitación porque creía que había algo acechando en la oscuridad.

 -creo que iré a dormir- dijo de repente Kirk cansado dejando su hielo sobre la mesa para desaparecer malhumorado escaleras arriba. Desde luego el fue el más perjudicado pues Lars se lanzó justo sobre él.

-nooo kirkooo- dijo el danés quejándose

Klars

-estoy cansado enano! - respondió el rizado.

-¿What? La princesa necesita que la acompañen a la cama? - preguntó James burlándose.

Su compañero frunció el ceño y se hizo el ofendido. 

-puedo yo solo, gracias-

-como quieras- 

Yo sonreí mirando la escena, había sido un día largo y lleno de emoción como no.

Lars se levantó de su sitio y siguió los pasos de su compañero pero antes de desaparecer se dio la vuelta y nos miró pensativo.

-fuera bromas, me pueden acompañar? - preguntó apenado.

La contagiosa risa del rubio resonó por la estancia y no pude evitar seguirlo.

-vamos nenaza-  

Lars se tambaleaba por los pasillos mirando cada esquina oscura que eran, desde luego estaba drogado. Lo acompañamos hasta su habitación espaciosa y algo desordenada, de inmediato se tiró a la cama y se cubrió con las sábanas mientras yo intentaba retener una risa.

-bueno me voy- dije para darme la vuelta.

-yo también, estoy cansado- añadió James.

-buenas noches chicos!!! Por cierto.... Lizzy puedes traer a Winter?-


Yo me quedé confundida por su petición.

-para qué quieres a mi perro?-

-por si algo acecha esta noche ya sabes- dijo él.

James río y como si lo hubiésemos llamado telepáticamente el siberiano apareció en el marco de la puerta.

-hey winter amigo ven aquí!- dijo Lars llamándolo mientras daba golpecitos en su cama.

El perro corrió y saltó sobre el mullido colchón para dar vueltas sobre sí mismo y acomodarse junto a las piernas del danés.

-bueno, buenas noches princesa- dije burlonamente para salir con James y dirigirme a mi habitación. 

-buenas noches parejita- respondió el baterista bostezando. 

Cuando por fin estuve parada frente a mí puerta me volteé para mirar al rubio, a pesar de que era de noche y había poca luz podía distinguir perfectamente sus ojos azules brillar.

-Buenas noches James- dije dispuesta a irme a dormir mientras le dedicaba una pequeña sonrisa.

Él cogió de mi mano suavemente impidiéndome dar la vuelta.

-espera, teníamos una conversación pendiente-

Los latidos de mi corazón empezaron a acelerarse de forma incontrolada. Lo había olvidado. Yo asentí con un nudo en mi garganta y el me dedicó una pequeña sonrisa tímida.

El me guío por la casa todavía cogiendo mi mano, nunca había estado tan nerviosa en mi vida y rezaba porque no se notase mucho. Al pasar unos pasillos James se paró frente a una puerta corrediza de cristal que daba a un balcón muy bonito.

Al estar en él no pude evitar alzar la mirada para observar las estrellas. 

-Liz..- 

Me giré para mirar a mi acompañante. Su nariz redonda, sus labios, sus ojos azules, su pelo rubio y pajoso que caía de manera desordenada sobre sus hombros... Tenía un poder hipnotizante sobre mí que no podía entender.


James suspiró, parecía algo nervioso, era raro, la gente normalmente creía que él era una persona segura e imponente, era la primera impresión que te daba al verlo cantar frente a tanto público y enfrentarlo. Pero cuando bajaba del escenario era un chico tímido y algo solitario, aunque a veces maquillase esa inseguridad con sus tonterías infantiles. 

-creo que escuchaste perfectamente lo que le dije a ese tipo el otro día en el bar... Estaba borracho pero lo sigo recordando y quiero que sepas que todo fue verdad-

Me quedé congelada en mi sitio mientras mi corazón latía con más velocidad.

-yo...- no sabía como comenzar.

-no he acabado...- me interrumpió, yo asentí para dejarlo continuar.

-desde que llegaste siempre me llamaste la atención porque no había visto ni conocido a una chica como tú, parecías como de otro mundo y que estabas algo perdida, siempre me preguntaba por qué siempre tenías esa mirada de tristeza, y sentí la curiosidad de saber que escondía esa mirada.... El caso es que nunca había sido tan feliz desde que estás aquí conmigo, me haces sentir bien y aceptado de la forma en la que soy, nunca nadie me había hecho sentir lo que tu haces, es cierto que he sido un mujeriego, pero desde que estás aquí no hay lugar en mi mente y corazón para otra persona que no seas tú Liz... Me he enamorado, quieres ser mi novia?- 

Me quedé quieta asimilando las palabras del rubio sin saber cómo reaccionar, respira Elizabeth, respira, era yo o mi ídolo se me acababa de declarar? Ay dios mío. Que tenía que hacer? Fingir que no me gustaba y dejarlo en la friend zone? o aceptar mis sentimientos frente a él.

Una parte de mi quería saltar de la felicidad y la otra estaba preocupada por las consecuencias si llegaba a decir si.




Hasta la luna roja (James Hetfield / Metallica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora