- ¿Quién es el hombre al que amas?
César está herido y cómo no lo iba a estar si le he dicho te amo pero utilizando otro nombre, nada menos que el nombre del desgraciado hijo de puta de mi marido. La burbuja en la que mi mente volaba explotó de repente y aterricé en la realidad. Una realidad dura y enfurecida, la cara de César no tiene otros dos adjetivos para describirla desde ese momento.
Una lágrima se escurre por mi mejilla pero no dejo que avance demasiado, no quiero que César la vea por eso me limpio rápido la cara e intento alejar malos pensamientos. ¿Y por qué malos pensamientos? La razón de esos no tiene nada que ver con el chico enfurecido que tengo a metro y medio de distancia, ni tampoco tiene que ver con el hecho de que la he vuelto a cagar y más con él, la única persona con la que no podía permitirme ese pequeño gran detalle.
La razón de esta tristeza estúpida y el pesar que siento por dentro es simple aunque compleja. Es simple porque la razón es una idea final a la que ha llegado mi corazón en tan solo segundos, una conclusión por así llamarlo. Pero es muy dura de procesar, todavía lo estoy haciendo.
Pensaba que iba a disfrutar una tarde maravillosa con un chico maravilloso y sus maravillosos veintidós centímetros y medio. Y en parte lo hice, es entonces cuando se viene el enredo. Mi mente contorcionó las imágenes que llegaban de mis ojos y en vez de César creí ver a Samuel, al hijo de puta de Samuel. Pero eso se complica mucho más.
Me vine como nunca lo he hecho en la vida. Tuve el mejor sexo de todos los tiempos con ''Veintidós Centímetros'' pero pensando que no era con él y ahí llegué a esa terrible conclusión.
Todos estos años he permanecido amándolo en silencio de la misma forma en que lo hice cuando tenía dieciséis años. Nada ha cambiado, a pesar de haber creído lo contrario después de sufrir los efectos secundarios de aquella noche.
Creí olvidar a Samuel, olvidar lo que una vez sentí por él, más bien olvidar lo que él me hizo sentir. Me enfoqué en el odio y en la venganza camuflando los sentimientos que albergaba en mi interior por otros mucho más dañinos. Ahora pensándolo todo un poco mejor creo que esa estrategia si funcionó. Funcionó los años en los que ambos nos mantuvimos alejados del pasado, yo con Andrew y él con Melissa, pero nos hemos acercado sin darnos cuenta buscando encontrar una vía de escape a nuestros problemas. Él, queriendo tener el hijo que Melissa no le dio y yo, queriendo encontrar mi libertad.
- Lo siento. - Siento que desde que volví a Chicago no he parado de pronunciar esa frase. - Me marcho ya.
Me levanto de la cama respirando despacio y conteniendo las lágrimas, no voy a llorar frente a este chico. Camino hasta la sala y me siento en mi silla, ha llegado el momento de partir.
- Por lo menos dime que Samuel no es el nombre de tu esposo. - La rabia consume la voz de César a mis espaldas.
- Yo, más que nadie - Giro la silla un poco hacia atrás y lo miro, directo a los ojos. - desearía disfrutar del placer de poder decirte que no, incluso de poder decirme que no.
- Hasta nunca Enma.
- Durante mucho tiempo he estado buscando a alguien que pudiera darle un cambio a mi vida, un cambio diferente. Llegaste tú y pensé que eras el indicado. Dije: Enma él es tu futuro. Estaba equivocada. Soy yo la que no puede ser parte de ese futuro, por lo menos ahora no. Debo hacer algo antes.
- ¡Lo que debes hacer de una puta vez es márcharte! - Grita.
Con las ganas de gritarle también, pero contenidas, conduzco la silla por el umbral de la puerta. Nada más cruzarlo escucho el estruendo del portazo que la furia de César ha provocado. Se está comportando como un crío y ahí, al fin sola en el pasillo de la planta número veinte de este edifico dejo que mis lágrimas salgan.
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Rodando en Mentiras.
ActionEnma es una chica que ha pasado por mucha mierda pero que la llamen loca sobrepasa todo. Su marido de mentira ha decidido que lo mejor sería un tratamiento en Francia y ella solo puede pensar en pulsar el gatillo. Quédense junto a mí para conocer e...