SAMUEL:
Secuestro, ellos me hicieron creer que todo se trataba de un secuestro pero siempre fue una trampa para matarme, no literal pero casi. De hecho lo estoy ahora.
- No, hice mucho más que eso. Todo lo que me entregaste estos años está en manos de Margaret. - ¿Qué carajos significa eso? - El despartamento, el dinero que solías depositar tú en mi cuenta. El auto que me compraste no está en reparación, lo tiene Margaret a su nombre y en su cochera.
- ¿Cómo carajos has podido.. - Cierro los dedos intentando controlar la rabia y el gatillo se dispara.
El sonido producido por el disparo me hace cerrar los ojos con miedo a apreciar lo que he hecho. Gritos y más gritos llenan la habitación entrando por mi izquierda directo desde la puerta. Mis ojos se abren en ese sentido al tiempo en que Charlotte se escapa de los brazos de Spencer que la retienen para lanzarse hacia mí. La rabia, el odio, el dolor, cuantas emociones negativas llenan el rostro de Charlotte y cuantas asquerosidades salen de sus labios. Me despierta de este shock absurdo al que mi mente me ha llevado el picor de su mano al impactar en mi mejilla. Mi cara se dobla por la fuerza de su rabia y ahí puedo verlo. La bala ha rozado la espalda de Melissa y se ha quedado atascada en la madera del espaldar de la cama perforando además una de las blancas almohadas.
Siento un escupitazo en mi mejilla y las palabras de Charlotte en mi oído pegando como golpe. - Te mereces toda la mierda de este mundo hijo de puta. - Y vuelve a escupirme, esta vez en el pecho solo para después correr hacia Melissa.
Mi chica, solía serlo hasta hace minutos, se encuentra paralizada por el miedo y envuelta en todas esas sábanas que cubren su cuerpo tembloroso. Su mirada no encuentra un punto fijo en el que aterrizar en esta jodida habitación y solo cuando choca con la mía es que lo entiendo todo. Melissa ya no es mía, la he perdido.
Ambas se abrazan y tiemblan juntas. Se protegen de mí, del monstruo que las acecha, ese monstruo que casi las destruye. - Lo siento.
- ¡Asesino! - Más gritos alterados y un inesperado golpe recibo en el abdomen por un hombre, o una mujer, el disfraz o el maquillaje logran confundirme. Pero si que es fuerte, me debilita desde el centro y caigo de rodillas en el suelo.
Spencer me levanta y otros maricas corren entrando por la puerta número dieciséis del Sex/Please donde Melissa me engañaba para socorrerla, para ayudarla, para salvarla del monstruo que soy yo.
- Te sacaremos de aquí señor. - Aturdido levanto la cabeza de Melissa y de Charlotte que la abraza para encontrarme con Spencer y otros de los chicos. - La situación está bajo control señor y usted está vivo, eso es lo más importante.
- Necesito droga Spencer. La necesito ahora.
Dos de mis hombres me sujetan por los hombros y yo, a rastras, me dejo guiar por ellos mientras me alejan de los gritos que aún a través del pasillo me persiguen. Agacho la cabeza fijando mi vista en las escaleras y en los pies de mis hombres. Percibo también que la música ha parado en la pista de baile y los murmullos crecen al desfilar o escapar del Sex/Please todo herido, todo muerto.
- Denme coca. - Replico a gritos al llegar al auto y Spencer aparece todo sudado con una píldora entre sus dedos.
- He conseguido éxtasis señor pero no creo que deba consumirlo, esta no es la forma de afrontar la verdad.
- ¿Quieres mantener tu trabajo?
El chico duda por un momento en el que la rabia contra mí es clara en sus facciones hasta que su mano cede y me entrega la píldora. - Eres un puto imbécil.
ESTÁS LEYENDO
Rodando en Mentiras.
ActionEnma es una chica que ha pasado por mucha mierda pero que la llamen loca sobrepasa todo. Su marido de mentira ha decidido que lo mejor sería un tratamiento en Francia y ella solo puede pensar en pulsar el gatillo. Quédense junto a mí para conocer e...