Jueves, 21 de Octubre. 01:23 AM.
Dos días antes del incendio.Bienvenido Samuel Smith.
- ¡Lo hice! ¡Lo hice! - Brinco de alegría al ver el desktop y una gran variedad de carpetas que cubren la pantalla. Realmente no puedo creerme todo esto. No sabría cómo explicarlo. He conseguido entrar nuevamente. Taylor tenía razón en todo lo que dijo....Tú eres su esposa, nadie más que tú podrá pasar esa prueba...
Un alivio se implanta en mi interior al ver un escape. Ahora que sé la contraseña del portátil puedo entregárselo a Taylor y mi deuda con Charlie habrá terminado. No habrán más amenazas por su parte y por la
mía todo estará saldado.Me levanto de la cama en dirección a mi silla para salir de una vez de este cuarto y la curiosidad me detiene de lleno a medio camino. Una carpeta lleva por nombre los dígitos del día de mi boda. - ¿Pero qué? - Vuelvo a la cama en reversa con los ojos puestos en la pantalla intentando buscar una excusa que mate la curiosidad que me domina con la intención de saber lo que hay escondido en esa carpeta, y por supuesto descubrir el por qué de utilizar esa fecha también en otro lugar que no es la contraseña.
Treinta y uno de agosto de dos mil dieciséis. Presiono dos clips sobre la carpeta y una serie de fotos y videos de ese nefasto día me son revelados. Cientos y cientos de ellos para recordarme mi mayor error. Vuelvo instantáneamente a esa tarde de verano en la que mi cuerpo cubierto de blanco y de hipocresía posaba para la cámara junto a Samuel. Intentaba sonreír pero solamente porque era la forma de aguantar las lágrimas y me sentía tan desdichada, tan usada, tan poca cosa.
Presiono la equiz en la esquina superior derecha y trato de olvidarme de todo lo relacionado con nosotros, tanto lo que pasó hace años, como todo lo que ha pasado en este mes, o lo que podrá pasar en el futuro incierto.
E-mails. Es la segunda opción a la que mi curiosdad me lleva; ya que tuve la suerte de abrir el portátil voy a chismear un poquito. El software solo contiene un correo, de una dirección extraña a la cual no conozco, y está vacío. No hay un mensaje, ni tan siquiera una simple palabra escrita pero.. - ¿Un audio? - El correo contiene un archivo adjunto solamente, un audio comprueban mis ojos e inmediatamente le doy play.
- Dime. ¿Qué quieres? - La voz de Samuel toda segura de poder pregunta por los deseos de otro. ¿Quién es esta persona a la que Samuel obedece? ¿Y por qué lo hace? Son las primeras preguntas a las que me llevan sus palabras.
- Quiero la bóveda de nieve. - El acento ruso impera en la voz del desconocido que sin tapujos, ni mucho menos saludos, dicta sus deseos a su subordinado. Charlie dijo que los rusos estaban interesados en la coca, no en una bóveda. Hay algo extraño con respecto a esto.
- Últimamente no dices ni hola. ¿Qué te sucede? - Son cercanos, bastante creo. Y.. puede que. Niego varias veces al pensar en la posibilidad de que esta sea la prueba, la prueba irrefutable que castigue a Samuel para toda su vida. Seguiré escuchando para no crearme falsas esperanzas.
- Yo no caigo en tus juegos Samuel. ¿Dime, ya lo sabe tu amante? - ¿Melissa es parte de todo esto?
- No sé de qué carajos me hablas. - Ni yo tampoco. ¿Qué tiene que ver Melissa con los rusos o con lo que ellos desean?
- Es que como siempre le cuentas todo yo pensé que se lo habrías dicho. - Mi mente me lleva a la primera noche en esta casa, al pasillo de la primera planta específicamente, cuando los escuché hablando o discutiendo creo... Sabes que estoy en peligro y en ella no confío para el plan... Las palabras de Samuel vuelven y confirman las del ruso. Melissa conoce todo con respecto a Samuel, aunque parece que en esta ocasión él no ha sido tan lengüilargo. - Con tantos delincuentes por ahí no deberías dejarla sola y menos con un vestido tan corto como el que trae puesto. - ¡Dios mío! Los rusos mantienen un ojo sobre Melissa, quién sabe y también lo tienen sobre mí.
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Rodando en Mentiras.
ActionEnma es una chica que ha pasado por mucha mierda pero que la llamen loca sobrepasa todo. Su marido de mentira ha decidido que lo mejor sería un tratamiento en Francia y ella solo puede pensar en pulsar el gatillo. Quédense junto a mí para conocer e...