Intentar dormir sin los ronquidos de Lisa me es imposible. Esta noche no la tengo conmigo a mi lado pero no puedo ponerme celosa, hay otra persona que también la necesita y mucho más que yo.
La oscuridad de mi habitación no me asusta. Aprendí desde chiquita que no hay que tenerle miedo aunque tampoco es como si el miedo desapareciera. El miedo sigue ahí. Miedo a que entre por esa puerta el mismo Samuel y me mate por robar y vender su pulsera. Miedo a que las cenizas de Andrew se unan volviendo a ser carne, o peor, que se descubra su cuerpo y mi hermano y yo terminemos siendo descubiertos. Miedo a que el que me ataque sea Charlie por no hacer realidad sus fantasías amorosas, por no serle correspondido. Miedo a que reaparezca en mi vida mi último amante y quiera vengarse por lo que le hice, si yo estuviera en la piel de César no dudaría en hacerlo ni por un segundo.
Es lo que me parece que llevo haciendo desde que tengo dieciséis años, intentar buscar venganza hasta de unas simples palabras. Sé que no fueron simples porque si lo fueran ya me habría olvidado de ellas y hoy sería un poco más feliz. ¿Cómo puede ser simple que el chico al que quieras, recuerdo que aquella noche le dije te amo, al que estés decidida entregarle tu cuerpo, te haga sentir como que no vales nada? Creo que me he quedado corta.
Me sentí como la mierda, como una estúpida, como una puta. Yo, Enma Collins, iba en busca del calor de la persona equivocada, peor todavía, iba en busca de su amor. Ese día experimenté el cielo y el infierno, todo al lado de él. Pero lo que más me duele es la herida. La herida que hizo aquella noche sigue abierta, se ha llenado de bacterias y gusanos que la han convertido en pudrición.
Una lágrima, o dos, se escurren de mis ojos. Siento ahora mucho más dolor que antes porque sé que desde mis dieciséis añitos no he sentido nada, ni tan siquiera el uno por ciento de lo que sentí con él. El sexo, caminar, conocer chicos y gozar del dinero no ha sido suficiente.
¡Carajo! Mi corazón no ha vuelto a latir de la misma forma en que lo hizo a su lado. Samuel me hirió y yo no he sabido sanar esa herida. Ya es demasiado tarde para poner una curita. Debo cortar el mal desde la raíz y solo hay una forma de hacerlo. Samuel debe morir, y solo así, quedando enterrado, quedará en el pasado y podré seguir adelante.
El celular suena y la pantalla me indica que es un número desconocido. ¿Por qué siento que esta llamada solo traerá problemas?
Deslizo el dedo en la pantalla contestando la llamada pero no hablo y un silencio momentáneo ocupa la línea. - Esperaba escuchar tu voz. - Maldita sea. - Siempre haces lo contrario a mis deseos.
- Hola Charlie. - Hubiera preferido que fuera cualquiera a ese pedazo de mierda.
- Hola Enma.
- ¿Qué deseas esta vez? - Mi voz se escucha agotada.
- Quiero darte buenas noticias.
- ¿En serio? ¿No me matarás si no cumplo lo acordado?
- Lamento decirte que no se trata de eso. Ese detalle es irreversible.
- Escupe de una vez.
- Mi informante ha conseguido una pista.
- ¿Te refieres a Taylor?
- ¡Shhh! - Me silencia. - Nunca vuelvas a mentar su nombre. No sabes quién puede estar escuchando.
- Pues en ese caso ya nos tendrían a ambos. ¿Si o no Charlie Wilson?
- Ella te necesita y más te vale colaborar.
- ¿Me estás amenazando?
- Ya lo hice de antemano hace varios días atrás. Hasta la próxima Enma Smith. - Resalta mi nombre y ese maldito apellido.
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Rodando en Mentiras.
ActionEnma es una chica que ha pasado por mucha mierda pero que la llamen loca sobrepasa todo. Su marido de mentira ha decidido que lo mejor sería un tratamiento en Francia y ella solo puede pensar en pulsar el gatillo. Quédense junto a mí para conocer e...