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Según el último chequeo, el cuerpo de Near había vuelto a la normalidad por completo, aunque hubiese tardado más de lo previsto en recuperarse. A modo de chiste, habían insinuado que su embarazo había tardado 10 meses y no los 9 que se suponía, porque Lawliet también había nacido con un par de semanas de atraso a la fecha prevista.

Faltaban unos días para que se terminaran sus vacaciones auto-impuestas. Por mientras, no fue capaz de despegarse de Lawliet ni un solo segundo.

Near no lo diría en voz alta, pero era muy fácil notar que cada mínimo movimiento que hacía, cada balbuceo, cada vez que lograba cerrar sus puños y miraba algo nuevo, e incluso cuando comía, a él le parecía la cosa más bonita del mundo.

Claro que no todo era siempre miel sobre hojuelas, y la cantidad de veces que bostezaba al día lo demostraban. Lawliet era incapaz de dormir de noche; apenas Near lograba dormirlo, no lograba durar así ni siquiera una hora completa antes de despertar y llorar suavemente si sus primeros intentos de balbuceos pasaban inadvertidos.

A pedido del propio albino, Anthony, Stephen y Halle lo dejaban solo con Lawliet durante la noche, esto con el fin de conseguir su propia autonomía; así que por consiguiente, durante el día ellos se encargaban de consentirlos bastante. Al inicio, durante su periodo post-parto, había sido muy difícil, casi una tortura el acostumbrarse a su nuevo horario; pero siendo Near tan orgulloso y terco como siempre, seguía aceptando la menor ayuda posible.

Desde el fondo de su corazón, quería ser una buena figura paterna para Lawliet, lo único malo es que creía que tenía que hacerlo sin aceptar ayuda alguna.

Lo que provocaba escenas como ahora, teniendo al albino con el rostro estampado en la mesa de la cocina, casi roncando, y al otro lado de esta estaba a Lester, quien se encargaba de dar de comer al niño por los momentos.

Tenían una buena despensa de leche materna en el refrigerador para ello, porque Near se negaba rotundamente a darle de comer fórmula. ¿Quien diría que seria esa clase de padre?

Lester arrulló un poco más al mini albino cuando este terminó su biberón. Se colocó un paño en el hombro y le dio palmaditas en la espalda; Lawliet soltó unos pequeños eructos que hicieron que el ojigris se despertara de golpe, mirando al rededor muy confundido.

—Ah, me volví a quedar dormido...

—Esta bien, tienes que descansar. No puedes permanecer despierto por siempre —Near frunció los labios, gesto que no paso desapercibido por el mayor.

Iba a decir algo, cuando el bebé comenzó a intentar alcanzar algo sobre la mesa. Eran unas llaves.

—Creo que quiere jugar con algo. —rio Lester, notando como el albino se levantaba.

—Vamos a tu cuarto, Law, tu tienes tú propias llaves —hablo Near con suavidad, extendiendo sus brazos hacia su bebe. Este se desvió de su objeto inicial, volviendo a los brazos de su padre.

Ambos adultos entraron a la habitación del bebé, topándose de frente con un montón de peluches y juguetes varios, y ahora estaba el nombre Lawliet escrito en cursiva recibiéndote al abrir la puerta. Near dejó al pequeño dentro de su cuna, pasándole el pequeño juego de llaves de plástico.

—Ya falta poco para volver al trabajo. —mencionó Lester tranquilamente.

—Si, y tengo que aprender cómo atarme un fular, lo había olvidado —pensó Near en voz alta, viendo como su bebe sacudía y se llevaba a la boca el juego de llaves.

—No tienes que volver tan pron-

—¿Es normal que sea tan diminuto? —le interrumpió, sin despegar su mirada preocupada de la cuna.

—Si, es normal. Algunos bebés son realmente diminutos al inicio.

—Creí que sería más grande y gordo, pero ahora el que está gordo soy yo —Near frunció los labios, desviando la mirada al techo.

—Tampoco hay que ver solo las cosas malas. Lo importante es que Lawliet está bien y sano, igual que tú. —colocó una mano sobre su hombro, y Near se volteó a mirarlo—. Que él sea algo pequeño y que tú hayas ganado algo de peso no importa, lo único importante ahora es cuidar de tu hijo.

—... Si, tal vez tengas razón...

—¿Así tomas la opinión de este viejo? —Near río.

—Esta bien, usted tiene razón, lo siento. —enrosco un mechón de cabello en su dedo, volviendo a mirar a su bebe, quien le devolvía la mirada distraídamente—. Es solo que me siento muy abrumado con todo esto, ¿es tonto, no? Aunque haya pasado tanto tiempo...

—La paternidad nunca es algo tonto, Near.

Ambos se quedaron callados, solo mirando a Lawliet tirar sus llaves al encontrarse con un peluche de vaca que siempre estuvo al lado suyo, pero del que recién se daba cuenta.

«Quizá estoy pensando demasiado las cosas.» fue lo que cruzó por la cabeza del albino, tocando con su dedo una de las suaves mejillas del bebé, sonriendo.


***


—Quizá debería haberle preguntado también si era normal que estuviera tan pequeño cuando come tanto... —hablo Near para si mismo mirando una pared de su habitación, notando como Lawliet se acababa su quinto biberón en esa noche.

El reloj marca las 2:24 A.M., y su hijo seguía dispuesto a ir por el sexto biberón.

—¿En donde guardas tanta comida si apenas pesas dos kilitos? —ahora la pregunta iba para su bebé, como si este pudiera responderle.

Lawliet solo siguió comiendo, agitando sus bracitos en son de felicidad. Near sonrió suavemente, con cansancio, y acomodó mejor al niño sobre la almohada de lactancia que Halle le había regalado. Por lo que parecía, sería otra noche en la cual su hijo no dormiría en su cuna.

After All  [MelloxNear]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora