—Se me antoja algo rico...Ahí vamos de nuevo.
Una de las cosas más conocidas del embarazo, y por lejos, también de las más fastidiosas. Los tan famosos antojos del embarazo.
Claro que ellos no estaban en la obligación de cumplirlos todos, pero aún así, lo hacían. Primero: Porque Near se pone muy caprichoso cuando no come, y segundo: Porque es Near. El ni siquiera estaba acostumbrado a comer diario; fácilmente podía estar en ayunas durante días y ni siquiera notarlo. Muchas veces, si no se lo hubieran recordado, seguramente habría durado más de una semana sin ingerir alimentos.
Claro, con el tema del embarazo la cosa había cambiado de una forma radical. Apenas estaba por cumplir los 3 meses de gestación, y era recién ahora que se empezaba a ver un bulto en su abdomen. Algo bastante pequeño, pero ahí estaba, y era muy importante, porque gracias a ese bulto, Near había empezado a comer sin falta alguna las tres comidas diarias, y nunca faltaban los muchos bocadillos.
Era un logro demasiado grande para ser ignorado, por ello es que siempre se esforzaban en poder complacer todos los antojos del albino, siempre y cuando siguiera su dieta durante las tres comidas importantes. Los antojos son las entre comidas.
—¿Alguna vez has probado la comida Tailandesa? Yo nunca, ni siquiera soy capaz de imaginar el sabor —Near paso su lengua por sus labios, cada vez más hambriento.
—Voy enseguida. ¿Cualquier cosa está bien? —preguntó Gevanni parándose de su silla de oficina.
—Mientras sea mucha comida Tai está bien, gracias.
***
Era desagradable de solo verlo, pero creo que quien había sentido más desagrado había sido el propio cocinero de esa espantosa creación.
—¿Ocurre algo, Gevanni? —preguntó el albino con las mejillas llenas de comida al notar su mirada perdida. Le habría resultado tierna la imagen, de no ser por estar muy concentrado en lo que este comía.
Pizza con piña y brócoli.
Era como un accidente de auto, da igual que tan horrible fuese, no podía apartar la mirada.
***
—No solía gustarme mucho la pasta, pero esto es... diferente.
«Es una de sus comidas más normales, pero...» en conjunto, tres pares de orbes bajaron a los labios manchados de negro del albino, haciendo contraste con su pálida piel. Lucia como si llevara un muy oscuro lápiz labial.
«¡Es demasiado lindo como para concentrarse!» pensaron todos, intentando concentrarse. Se suponía que estaban trabajando en un caso, pero a Near le gustaba hablar de lo que comía, eso porque la mayoría de cosas de las que tenía antojo poseían sabores que le eran un total misterio por descubrir. No podía evitar emocionarse un poco.
Spaghetti al Nero di Seppia, una delicia que les había costado más dinero del esperado, pero que había valido totalmente la pena.
***
—Hace poco, investigando un poco, me enteré que los tacos tradicionales en México son muy diferentes a los estadounidenses —explicó Near, pegándole otra mordida a la chimichanga acompañada de salsa picante, haciéndola crujir como fritura. Ya era la 6ta que se comía.
—Buscaré algún lugar donde conseguirlos hechos tradicionalmente —respondió Lester, sacando un celular de su bolsillo.
—¿Cuáles crees que sean más populares? Aaah, pero también hay mucha otra comida mexicana que luce muy bien, busca uno que se especialice en ello —balbuceaba Near dudoso, colocándose de espaldas al piso, en medio de un montón de piezas de legos dispersas por allí y por allá a su alrededor. Había intentado armarlas ya un par de veces, pero el hambre (hambre específica de comida mexicana) no lo dejaba pensar.
Era gracioso de ver.
***
—Ya está, aquí está su sopa ramen, señor —avisó Gevanni, dejando el tazón sobre la mesa del comedor en frente del joven, quien miró el platillo indiferente.
—De hecho ya no tengo antojo de ramen, pero me lo comeré igual ya que te esforzaste tanto —dijo el albino, tomando un tenedor y empezando a comer con paciencia. Aunque no quería, no iba mentir, el aroma era muy atrayente.
—No es nece-
—¿Sabes que son los mochis, dangos, takoyakis, o esa clase de dulces japoneses en general? Supongo que conociste alguno en el tiempo que estuvimos en Japón —hizo la pregunta con cautela, dejando caer el resto de la gaseosa de uva que había estado bebiendo con anterioridad dentro de la sopa ramen. Lo mezcló todo, y se lo comió sin más; incluso tuvo el descaro de disfrutarlo.
***
—¿Esta drogada? —preguntó con seriedad el hombre mayor, observando fijamente y con el entrecejo muy apretado a la rubia del otro lado del mostrador.
—¿Usted conoce los antojos del embarazo? —soltó con irritación.
—Oh, ya comprendo. —el señor rio, dejando de lado la seriedad inicial con la cual se había dirigido a la fémina—. Mi esposa también se puso muy caprichosa cuando estaba esperando a nuestro primer hijo —sonrió el pastelero, que era quien atendía, pues la cajera se había negado a creer el pedido que la rubia le había dicho—. Voy a ver qué puedo hacer para complacer su apetito, señorita.
Estuvo a punto de decir que el pedido no era para si misma, pero prefirió evitar más molestias. Ya de por sí era raro pedir un pastel que incluyera espagueti con albóndigas, pollo y jamón en la masa; el saber que iban para un chico de 18 años embarazado era...
Bueno, ahí si que no se sorprendería de que la considerarán drogada.
***
—¿Esta rico? Incluso insististe en venir aquí.
—El ambiente es agradable —explicó, comiéndose de un bocado la ostra que sostenía, dispuesto a ir ahora por los langostinos.
Estaban en un restaurante junto a la bahía, con la bonita vista del océano en frente suyo. Era una noche con un clima agradable, y aunque el viento helaba por momentos, se seguía sintiendo muy bien.
Near, actualmente conocido como L en el mundo, y los 3 miembros de su equipo, estaban tomándose un pequeño descanso de las investigaciones en las que estaban trabajando actualmente, solo para venir a un restaurante de comida marina, pues al chico se le había antojado muy de repente algo como un banquete de ese estilo, pero no iban a protestar. Era un buen lugar.
—Señor, límpiese la cara —regaño Lester, tomando una servilleta y acercando el rostro manchado de langostinos del albino para pasarla por sus mejillas, las cuales se sentían más esponjosas que de costumbre.
—Pareces un cochinito. —rio la rubia, siendo su frase secundada en silencio por Gevanni, quien estaba muy entretenido comiendo su sopa de ostras.
—Nunca antes había comido mariscos... —murmuró Near cuando el mayor dejo de limpiar su rostro, mirando sus manos sobre la mesa con una vergüenza disimulada.
La mesera vino, dejando otro plato delante del albino: ensalada de pulpo, y mucha salsa picante. A Near se le hizo agua la boca, casi como si no se acabara de comer otros 3 platillos ya. ¿Como tanta comida cabía en un cuerpo tan pequeño? Y más que nada uno que antes del embarazo comía cada 3 días.
Near se comía la ensalada dejando los tentáculos de lado, para a lo ultimo tomarlos, echarles un montón de salsa picante que de solo verlo sentías como si se te llenaran los ojos de lágrimas y necesitaras un vaso de leche con urgencia; terminando por dejarlos caer en su boca sin hacer la más mínima expresión.
«¡El embarazo es algo demasiado serio!» fue lo que pensaron todos, menos Near, al unísono. Y si llegaron a dudar de ello por un momento, el chico empezó a balbucear un poco sobre cómo en algunos lugares de Asia se comían a los pulpos vivos; y eso fue más que suficiente para reafirmar lo pensado.
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After All [MelloxNear]
FanfictionEsta historia da comienzo dos meses después de la muerte de Yagami Light, mejor conocido como Kira por el mundo. Ahora con Near tomando el puesto de L sin que nadie lo supiera, todo parecía estar tomando su rumbo sin la amenaza de las Death Note ron...