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—¿Sabes envolver bebés? —la repentina pregunta de Near lo sorprendió por el silencio en el que habían caído, pero contestó.

—¿Envolver como regalos?

—Bueno, eso ya responde mi pregunta. —Near apretó los labios, ocultando una sonrisa de superioridad.

—Solo es envolverlo con una sábana, ¿Qué tan difícil puede ser? —subió sus hombros, restándole importancia.

«Si, no debería ser difícil en lo más mínimo. Debo coincidir. » pensó Near con cierta ironía, aún buscando ocultar la sonrisa maliciosa que se le quería escapar.

—Está bien. Hay que practicar entonces. —aplaudió una sola vez, parándose de un salto de la colchoneta en el suelo, tomando a su bebé de su pequeño círculo de almohadas al otro lado suyo; Lawliet había aprendido a sentarse recientemente. Mello solo se quedó en el sofá viéndolo, pues de momento era lo único que podía hacer.

Incluso hizo ademán de levantarse, pero Near lo detuvo con su mano para que se quedara quieto. Tomó la pequeña manta que a veces colgaba de su hombro sin ninguna razón (a visión de Mello), y la extendió sobre la mesa frente al sillón, colocando a Lawliet encima, quien tenía una mirada de curiosidad puesta sobre el albino en todo momento, mientras recibía su chupón.

—A ver, intenta envolverlo. —Near se quitó de en medio, dejando al pequeño al frente de la persona de quien heredó gran parte de sus rasgos. Mello no pudo evitar asustarse al escuchar de nuevo la voz del menor. Se había terminado distrayendo detallando como se ajustaban sus piernas al pantalón de pijama; ¿Near había engordado? Bueno, sea lo que sea, le hacía lucir muy bien.

—Ya verás como es pan comido. —sonrió Mello, alborotando su cabello para que cubriera la mitad quemada de su rostro y así poder acercarse a Law sin que esté se pusiera a llorar, sujetando los extremos de la sábana.

Y de eso pasaron 20 minutos donde el rubio no descifraba que rayos se suponía que debía hacer. Ni un mísero nudo había logrado armar.

Lawliet solo lo miraba sin entender bien que pasaba, y comenzó a agitar los brazos creyendo que se trataba de alguna clase de juego, complicando aún más la tarea del rubio.

—Quieto… quédate quieto… —sus mejillas estaban rojas, y Near se sintió un poco mal de hacer que se estresara tanto. Solo un poco.

—Déjalo ya. Te muestro como se hace. —prácticamente empujó al padre sin ninguna experiencia al otro lado del sofá, haciendo que sus caderas se tocaran, algo que no pasó desapercibido para el ex mafioso.

Solo fue un segundo que sus ojos se fijaron en ese roce, así que, cuando regresó la mirada al frente, avergonzado, grande fue su sorpresa cuando se encontró a Law completamente envuelto. Como un bollito.

—¿Co-como lo…?

—Puedo hacer más cosas de las que crees. —hizo su mayor esfuerzo para no sonreír con superioridad en un intento por no hacer sentir (tan) mal al mayor, quien parecía tener una nube oscura sobre su cabeza.

—Soy un fracaso como padre.

—No te pongas tan mal. Mi equipo tampoco puede hacerlo —contó en un intento de animarlo, y parece que funcionó, al menos a medias, porque en vez de triste, ahora parecía sorprendido.

¿Era una tarea sencilla? Si, bastante; entonces ¿Por que él era el único que podía hacerla? O construir ciudades de lo que sea le había dado mayor habilidad de lo que creía, o todos a su alrededor eran unos imbéciles en cosas básicas. Con el paso del tiempo, se estaba decantando por pensar que era la segunda opción.

En fin, el no era quien para juzgar (solo la persona conocida como L actualmente. Nada importante). Volviendo a la problemática actual, deshizo su pequeño bollito albino y dejó sus extremidades libres de nuevo.

—Vuelve a intentarlo —ordenó, volviendo a echarse a un lado para dejarle vía libre al padre fácilmente demandable por pensión alimenticia.

Y pasaron otros 10 minutos sin que el rubio adivinara como envolver al mini albino. Y de otros 20 de Near intentando enseñarle a hacerlo paso a paso.

Al final, los 3 estaban rojos producto del estrés. Mello por no poder entender cómo rayos envolver el cuerpo de un bebé en una sábana, Near porque Mello no entendía y no entendía porque no lo hacía, y Lawliet porque tenía hambre.

—Ya, mejor para. Creo que vamos a explotar si continúas 3 minutos más. —habló el amante de los juguetes, tomando al pequeño que ya lucía bastante incómodo.

—No entiendo cómo es tan difícil, ¡se me hizo más fácil unirme a la mafia a los 15 años! —Mello alzó los brazos al cielo con frustración, dejando caer su espalda sobre el respaldar del sofá.

—Yo tampoco, aunque supongo que tiene más que ver con práctica que con otra cosa. —Near alzaba al pequeño de arriba abajo con suavidad,  logrando que Lawliet se riera un poco, dejando atrás la incomodidad que ser cuidado por dos adultos ansiosos le provocaba.

Mello sintió como su corazón dio un salto dentro de su pecho cuando, no sólo escucho la pequeña vocecita de Law riéndose, sino que también el lado más paternal del último chico en Wammy’s, y puede que del mundo, que pensó que podría tener un hijo por decisión propia.

—No sabía que fuera capaz de reírse tan fuerte… —Mello se levantó del sillón para observar mejor al pequeño bebé.

—Si, no lo hace mucho. —cuando vio que se había calmado, lo apoyó contra su pecho, meciéndolo ligeramente para ver si se dormía—. La primera vez que lo hizo fue cuando Gevanni se peleó con un anciano por decirme gordo.

—Tiene el mismo humor que tú —murmuró el ex mafioso, imaginando la escena del agente golpeando a un anciano senil en plena vía pública con niños llorando de fondo—. Me sorprende que aprendiera a reír, teniéndolos a ustedes de ejemplo.

—No hables así de ellos. Trabajaron en la CIA y el FBI, pero siguen siendo seres humanos. —volteó a mirarlo, haciendo notar que Lawliet seguía muy inquieto para querer dormirse—. ¿Quieres cargarlo?

—Siento que solo hay una respuesta a esa pregunta contigo. —y bueno, quien era el para negarse. Lawliet fue dejado sobre sus brazos de nuevo, tomando atención más de cerca al cuello de la chaqueta de cuero que no había tenido la oportunidad de morder antes.

Near abrió la boca para decir otra cosa, cuando fue interrumpido por él timbre de su teléfono celular, el que había dejado en la cocina. Miró a Mello un segundo, intentando también hacer reír a Lawliet, así que se concentró en contestar.

—¿Hola? ¿Gevanni? ¿Pasa algo? Es raro que me llames a estas horas. —salió al pórtico trasero de la casa lo más en silencio que podía, no queriendo que Gevanni pudiera escuchar la voz de Mello a través del celular.

—¿Recuerdas cuales fueron nuestros primeros casos después de que tomaste el título de L oficialmente?

—Si, todos y cada uno. Los bellos momentos cuando no sabía que estaba embarazado. —recordó, mirando al cielo—. ¿Qué con eso?

—Entonces recuerdas el de la mafia en Rumanía. —Near hizo un monosílabo afirmativo—. Parece que no quedó tan cerrado después de todo. Ha habido informes recientes de que siguen operando, pero bajaron la actividad en el momento de la investigación. Ahora vuelven al ritmo normal.

—Ya lo sabía. —le restó importancia, para sorpresa del agente—. La verdad es que dije que estaba cerrado porque ya estaba sospechando de mi estado y quería retrasar ese caso específico lo más posible. —Near escuchó como el agente al otro lado soltó un resoplido con enojo.

—No me molesta que lo retrasaras. Pero nada te costaba decirnos el verdadero motivo.

—Esta bien. Les mandaré algo de información que convenientemente estuve recolectando pero omitiendo estos últimos meses. —volvió a escuchar como el pelinegro inhaló profundamente detrás de la línea. Pareció que quería decir algo, pero se quedó callado—. Buenas noches.

—Buenas noches, L. —Gevanni suspiró con cansancio antes de cortar.

Dejó el celular sobre el mostrador cuando volvió a entrar a la casa, empezando a enrollar un mechón de cabello en su dedo ansiosamente.

«Esto no me lo está dejando fácil para decirles sobre Mello.»

After All  [MelloxNear]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora