Capítulo 5

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—¿Por qué seguís insistiendo con ese feo labial?

—¡Gracias, vos también te ves genial!

—¿Ahora sos sorda? ¿O sorda y tonta?

Nuestra relación se basa en hacernos bullying.

—Tal vez. Cuando se es necesario —le doy una lamida a mi helado de dulce de leche—. Yo seré sorda pero tus papilas gustativas son una mierda.

—¡No te metas con mi helado de menta! Al menos el mío no es aburrido como el tuyo que es pedido por el noventa y nueve por ciento de la población argentina.

—Ay, Branco, que pésimos gustos —niego, acentuando el dramatismo y él sabe que no solo me refiero a eso. Sigo su mirada encontrándome con Chanel en un intento de coqueteo con Kayden y él tratando de pasar de ella de una forma amable y que no la deje tan patética. El niño británico es considerado—. Por cierto, estoy ofendida de que no me lo hayas dicho.

—Yo también estoy ofendido, Bianca. No puedo creer que ella pase de mí, ¡soy buena persona, amable y gracioso!

—Te faltó humilde.

—¡Deberías apoyarme! —termina su helado de menta y tira el cucurucho a la basura.

—Te gusta esa egocéntrica idiota y no comes el cucurucho, ay amigo mío, estás perdido.

Cuando termino el helado, saco mi labial violeta oscuro y retoco mis labios. Los sábados todos debemos ir vestidos de negro, por eso mismo mi ropa consiste en un largo buzo negro que llega a un poco más arriba de mis rodillas, mis piernas cubiertas por medias cancán y unas zapatillas con tacón también oscuras.

—Por algo somos mejores amigos —murmura él y yo solo río. No admitiría que tampoco me gustaba mi labial. El violeta oscuro era un recuerdo que no podía permitirme olvidar, era lo que me impulsaba a seguir adelante con el plan. Si todo salía bien eso significaba que me separaría de Branco, él era tal vez el único motivo que me retenía acá, también estaba atrapado pero no podía confesarle mi plan. Una gran diferencia entre nosotros es que Branco si amaba a sus padres—. ¡Hola! —saluda cuando enfrentamos a Chanel y Kayden, es decir, cuando Branco me arrastra hacía ellos para interrumpirlos—, ¿qué hacen?

—Estamos yendo a la reunión —contesta de mala gana Chanel. Ella se refiere a la reunión que todos los sábados dirige el papa negro.

—Acompáñennos —pide Kayden con disimulada desesperación. Somos sus salvavidas, lástima que este pinchado.

—¡Claro! —acepta al instante mi amigo y no tarda en darle charla a Chanel, quedando delante de nosotros escucho como ella le contesta cortantemente.

—¿Cómo estás? —susurra Kayden para mí—. Luego de nuestra charla te perdí de vista.

—Tengo mucho que contarte.

—¡Genial! —esboza una sonrisa reluciente—. Luego de la reunión ven a mi cuarto —mi mueca se transforma en una sorprendida. Su rostro enrojece cuando se da cuenta de cómo sonó eso—. P-para charlar sobre el plan, mis padres también van a estar.

—Bien. Necesito que me des una garantía, Kayden, tu palabra es importante, no lo suficiente para confiar.

Él asiente con compresión.

—Lo sé.

Nuestra breve conversación finaliza al llegar al salón el cual ya todos los demás esperan. El negro y rojo son los colores que predominan. Es cerrado y
pequeño. Como una iglesia, pero... no ese tipo de santuario.

Dulce Asesina SerialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora