Capítulo 16

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Cuando regreso a mi habitación vuelvo a acostarme y contrario a los días anteriores, logro quedar dormida enseguida. Al despertar, tomo una larga ducha que mis músculos agradecen al sentirme como nueva. Puesto que con Zoé habíamos traído cosas justas para un viaje de sólo tres días, Chanel ofreció darnos toda la ropa que su hermana había llevado. Así que si, hace un mes estábamos usando la ropa de una persona asesinada por nuestra madre.

—Nunca podré acostumbrarme a esto. Me produce escalofríos —Zoé coloca sobre la cama todas las opciones que tenemos para elegir qué vestir—. Armaré los outfits, eso es lo mío. Y vos te encargas del maquillaje, que es lo tuyo, ¿bien?

—Perfecto.

La ropa de Chanel es hermosa e importada. Su estilo era muy diferente al mío, mientras yo prefería usar ropa de talles uno o más grandes y colores oscuros, ella usaba todo pegado al cuerpo y colores llamativos, por lo que no me sentía muy cómoda, pero bueno, no había más opción que arreglarnos con lo que teníamos.

Zoé se coloca una remera corta de color rosa y detalles negros con un short azul de jean lleno de tachas doradas. A mí me da un short negro engomado que automáticamente se ajusta a mis curvas, y a sus lados cuelgan dos cadenas brillantes. Me coloca un top gris que deja al descubierto mis hombros.

Ella me obliga a pararnos frente al espejo del tocador.

—¡Estamos hermosas!

Suspiro.

—Lo estamos.

Ahora es mi turno. Nos hago un maquillaje suave basado en base, iluminador, un poco de contorno, y finalmente, mucho rímel.

—¡No! —me quita de las manos el labial violeta con el que iba a pintarme—, no, Bianca...

—Está bien —me resigno sólo porqué no quiero escucharla. Cuando ella no ve, aprovecho a guárdamelo en un bolsillo del short.

La aparición de Branco nos toma por sorpresa.

–Hola...—siempre que nuestros ojos se encuentran, sus mejillas se colorean de la vergüenza. Apuesto a que desearía no haberse involucrado con la reciente muerta. Ya es tarde para eso. Él desea mi perdón, y yo pienso torturarlo en el proceso con mi silencio—. Bianca, el papa negro requiere tu presencia, esperándote fuera de la casa.

Asiento. Saludo a Zoe con un beso en la mejilla y abandono la habitación, dejándolos solos. Me pregunto de qué se quedaron hablando.

Atravieso un camino de césped y luz solar que hace arrepentirme de haberme maquillado, para llegar a un estacionamiento, donde ya se encuentra Tadeo y su moto. Él me dirige un saludo con la cabeza que yo no correspondo, sin pronunciar una palabra nos subimos a la moto y debo obligarme a entrelazar mis manos alrededor de su torso aunque me encargo de poner espacio entre nosotros.

Sin música, conversaciones o el buen humor que últimamente teníamos, la hora hasta llegar al centro se me hace tediosa y aburrida, aún cuando ya exploramos sus calles.

En ese momento observo el cuerpo de Tadeo tensarse y su expresión volviéndose caótica. Él toma mi mano y a la velocidad de la luz, hace voltearnos y empezar a caminar rápidamente.

—¡Ey! —lo llaman. Su rostro pasa a volverse completamente blanco— ¡Tadeo!

Me detengo, haciendo que el chico a mi lado casi tropiece y provocando que dos personas con rostros sorprendidos se instalen detrás de nosotros.

—¡Tadeo! —un chico más o menos de la misma edad que Tadeo, lo abraza con fuerza. Su piel es blanca, su cabello castaño claro, y ahora sus ojos negros están encendidos de la emoción. Se separa— ¡cuanto tiempo ha pasado, amigo!

Dulce Asesina SerialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora