Todo este tiempo creí que las decisiones tomadas, los castigos ejecutados, los asesinatos cometidos, eran obra exclusivamente de Tadeo.
Que las decisiones provenían directamente de su cínica mente.
Al parecer mi madre siempre estuvo ahí. Detrás de él, en las sombras, manejando los hilos.
Entonces, ¿quién controla a quién?
Y sobre todo, ¿qué tanto yo sabía de la verdad?
De aquella verdad que ellos hablaban.
Kayden y sus padres me habían dicho una parte, el principio. Pero ni siquiera tenía la suficiente certeza para comprobar que ese fuera el verdadero principio.
Atrapados bajo la mesada, refugiados por el mantel oscuro que nos encubría, Kayden limpió las lágrimas que escapaban de mis ojos sin control. Mientras en los suyos, en su azul, observé compresión y empatía. Imitando su abrazo, fue mi turno de pasar mis brazos rodeando su torso y me apoyé en él.
Me apoyé en él de diferentes maneras, mi cabeza en su hombro y su mano acariciando mi cabello, mi dolor y su abrazo.
—Aguanta, aguanta —susurró.
Ellos ya se habían ido pero necesitábamos esperar al menos unos minutos para salir. Y yo no paraba de desmoronarme.
Él se alejó un poco para observarme.
—Sos fuerte, Bianca —tomo mi mano, y con el corazón latiéndome como nunca antes, salimos de allí bajo. Con pasos más controlados que nunca, llegamos hasta mi habitación—. Dios, eso fue una locura, ¿no? —él agarró su cabeza entre sus manos, sentándose en la cama.
Dejo caer mi cuerpo contra la pared.
—Sí, olvida que lloré.
Me miró con confusión.
—No me refiero a eso. Tu madre y Tadeo...
—¿Qué? —sentí ganas de vomitar.
Pero no continúa su suposición y yo quería que la continuara, que terminará de destruirme.
—Crees que tienen algo —cuestiono.
—No lo sé, él es...muy...muy —no deja de remarcar «muy» con un gesto desencajado— muy joven, y ella, tu madre...
—Muy vieja. Muy... para él.
—Lo siento.
—Nah, no importa —bufo y me encojo de hombros. Luego me siento a su lado—, mira el lado bueno, ¡podría heredar una mansión y una casa con vista a las cierras!
—Bueno... así no suena tan mal —me sigue el juego y ambos estallamos en carcajadas. Bendito mecanismo de defensa que al menos saca risas.
—Una mansión a cambio de soportar sus delirios psicodélicos me parece justo.
—Ahora es cuando digo «el dinero no compra la felicidad».
—Comprará mi boleto de avión.
—Bien, ganaste.
Trato de reprimir mi sonrisa pero termino riendo y él también, hasta que vuelve a hablar:
—¿De qué castigo hablaban?
—Oh, por tratar de ahogar a una de las Kardashian.
Kayden asiente.
—¿No vas a decirme que estuve mal o que estoy loca?
—Nada que no sepas.
—¡Ey! —golpeo su hombro y me cruzo de brazos con un gesto enfadado.
—Para convivir con mentirosos, sos una pésima actriz.
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Dulce Asesina Serial
Novela JuvenilBianca Vital convive al margen de la sociedad, con demás familias, quienes pertenecen junto a ella a un grupo cerrado que sigue estrictas reglas. Ya que el que entra, tiene prohibido salir. Liderado por un joven adulto fanático de Satán. Pero para...