Nuestra "familia" se disolvía cada vez más.
Como el azúcar en agua...
Somos invisibles y rápidos.
Y cae, cae, hasta llegar al fondo y desaparecer de nuestra vista, allí está aunque no lo veamos. Porqué aquel sabor endulzado te lo recuerda.
Siempre lo hace.
—Busca todos los hospitales qué hay a una hora de distancia —me entrega su celular y busco en el GPS.
Vamos a tal velocidad que casi se me cae pasando por un parche. No sé cómo hace para manejar siendo que es de noche y lo único que se ve es césped y la nada y más árboles.
—Solo figura que en todo Food Town hay dos hospitales. Uno privado y otro público.
Llegamos al hospital público veinte minutos antes de lo planeado, aparca en el estacionamiento, pasamos completamente desapercibidos entre los demás autos y la oscuridad de la noche.
Pone una mano sobre la mía cuando estoy apunto de bajar.
—Esperáremos a que ellos salgan. No es seguro interceptarlos allá fuera, no sabemos si hay cámaras o cómo carajo se manejará este lugar.
—Pero con suerte tardarán cuatro horas. No creo que se despeguen de Branco a menos que armemos un plan —lo incito y ni se inmuta—. ¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados?
—Sí.
—¿Y si hablan con la policía?
—No lo harán.
—¿O los médicos?
—No.
—Me molesta tanto tu fase "sabelotodo".
—Como si no fueras igual de mandona.
—En serio, Tadeo, lo más posible es que no salgan hasta mañana.
—Lo sé.
Ruedo los ojos y me acomodo en una posición de manera que solo puede ver mi espalda.
—Traje óreos.
Volteo, acomodándome en mi asiento.
Extiendo mi mano, dejando mi palma abierta.
De la guantera saca un paquete y de repente tengo mucha hambre. Me estiro para quitárselos pero entonces él se mueve y no las alcanzo.
—No seas tonto.
Reluce su perfecta sonrisa burlona.
—No podes insultar a tu señor.
Me toca sonreír ahora a mí. Suspiro, mirando hacía delante noto qué hay una leve niebla y las estrellas que se ven por el techo de vidrio, están en su máximo esplendor.
Regreso mi vista hacía él.
—Dámelas.
—Quítamelas.
Ya no necesito mi asiento, pasando una pierna y luego la otra, me siento ahorcajadas de Tadeo y por detrás de su nuca entrelazo mis brazos, acercándolo a mí, sintiendo en seguida su cercanía por todas partes.
Deja caer las óreos por algún lado y con rapidez me atrae a su boca, atrapándola, siguiendo un ritmo rápido y sensual, que logra que todo en mí tiemble. Su calor se funde con el mío y siento una sensación reconfortante en mi pecho.
Mi cuerpo y el suyo se vuelven como aquellas nubes que se hacen una. Sus manos están por mi cabello, por mi abdomen, mis piernas.
Mi boca baja por su cuello, luego sus costillas, mientras con mis manos me encargo de sacarle su camiseta y debo bajar un poco para que mis labios húmedos se apoyen en su abdomen y acaricien sus cicatrices. Le pregunto si está bien eso para él y su respuesta es un sonido de satisfacción y echar la cabeza para atrás. Sus ojos celestes se inundan en deseo cuando me hace levantarme y volver a unir nuestros labios, una y otra vez. Sé que él está dispuesto a seguir, ir más allá, lo demuestra al intentar sacar mi remera.
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Dulce Asesina Serial
Teen FictionBianca Vital convive al margen de la sociedad, con demás familias, quienes pertenecen junto a ella a un grupo cerrado que sigue estrictas reglas. Ya que el que entra, tiene prohibido salir. Liderado por un joven adulto fanático de Satán. Pero para...