Capítulo 4

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Pasaron varias semanas, al día siguiente las vacaciones de Navidad comenzaban, Severus la iba a pasar en la mansión Malfoy, ya que Lucius se lo había ordenado, Dumbledore al ver que los exámenes finales se estaban acercando, les levantó el castigo una vez por semana, algo que el pelinegro agradecía, las preguntas eran dos en cada sección, eran demasiado triviales, algo que aunque no quisieran, ambos chicos sabían del otro, ese sería el último día que se verían, antes de empezar el plan de fingir que se llevaban bien.

Severus llegó al sitio de reunión, sin nisiquiera saludar al otro chico, tomó la pregunta y la leyó mentalmente, sintió que el aire se le iba, quería correr, pero sabía que no podía, la magia de la habitación se lo prohibía.

Sirius se acercó y le quitó la pregunta, la leyó y empezó a maldecir.

Cuentale a tu compañero, tu mayor secreto, algo que nadie sepa.

Contarle eso a Black, era un acto más que suicida, ¿Cómo le iba a contar algo íntimo a una persona que sería capaz de apuñalarte sin pensarlo?, su mente trabajaba muy rápido para darle una solución, pero llegaba al mismo punto, nada se le ocurría.

Se sentó en una esquina de la habitación, se sentía nervioso, no podía revelar su mayor secreto, sí, tenía muchos, como el hecho de ser amante del príncipe de Slytherin, o el haber creado hechizos y pociones que ni los magos más estudiados han podido crear, claro, que la naturaleza de dichas cosas no eran precisamente altruista, no obstante, había algo que había resguardado celosamente.

El tiempo pasó y ninguno daba su brazo a torcer, faltaba poco para la cena, Severus ya se estaba haciendo la idea de pasar la noche en ese lugar, cuando la voz del otro chico, inundó el lugar.

—No te odio Snape.

El aludido parpadeó como si estuviera saliendo a la luz del sol después de mucho tiempo encerrado en las mazmorras.

—No te odio, ni siquiera tengo motivos para odiarte, ese es mi mayor secreto.

Severus siempre se consideró una persona que podía manejar excelentemente sus emociones, pero en ese momento una ira incontrolable lo dominó.

—¿Y pretendes que te crea?

—No ha pasado nada en la habitación, así que sí, estoy diciendo la verdad.

Y ese era el problema del Slytherin, que en esa declaración no había ni una pizca de mentira, se acercó a donde estaba el ojigris y lo abofeteó tan fuerte, que su palma ardió.

—¡Por tu culpa casi me matan!, ¡Por tu culpa Lily no me habla!, ¿Y todo para qué?, si nisiquiera me odias—, dijo Severus temblando de rabia, mientras que Sirius ni se inmutó por el golpe—, y lo peor de todo, es que yo me enamoré de ti—, soltó él.

Sin esperar que Black se recuperara del shock de la noticia, tomó sus cosas y se fue.

Las lágrimas amenazaban con salir, corrió a su lugar seguro, la biblioteca, se escondió en un sitio en donde sabía que nadie lo molestaría, se sentó en un rincón y empezó a llorar, un secreto bien guardado durante tanto tiempo, salió a la luz.

Desde pequeño sabía que un niño podía gustarle otro niño, eso se lo había explicado su madre, así que no se sorprendió mucho, cuando vio por primera vez los ojos grises de Sirius Black y quedó atrapados en ellos, pero todo se fue al caño, cuando pasó a ser el objetivo número uno de sus bromas, estúpidamente creyó que eso cambiaría, eso jamás sucedió, ¿Y qué trajo como resultado?, el que haya tenido que buscar refugio en los brazos de Lucius Malfoy, la única persona que lo defendía de los merodeadores, no obstante terminó siendo como un canto de sirenas, atraído por lo bonito que se veía, pero terminó siendo una trampa mortal.

No paraba de llorar, quería odiar a Sirius, pero en realidad no podía, sería más fácil si el otro chico lo odiara, sin embargo, no era así, por mucho que trató de cambiar su enamoramiento por odio, nunca dio resultado.

Era patético y él lo sabía, amar a alguien que nunca se cansó de fastidiar su vida, se estaba volviendo igual a su madre, amando a alguien a quien no debía, la única opción que tenía era hacer como si nada hubiera pasado, hablaría con Dumbledore, diría que ya se estaba llevando de maravilla con Black, no pelearía más con él por lo que quedaba de año, se graduaría, se iría lejos y olvidaría todo lo malo, a su padre, a Lucius Malfoy y sobretodo al dueño de tan hermosos ojos grises.

Conoceme y enamórate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora