regalo 9

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Tercer one shot, del reto de Hallowen.

Las hadas le daban un pequeño toque mágico a la decoración de Navidad del gran comedor, las pequeñas criaturas iban y venían entre los presentes del baile, colocando entre las parejas, un muérdago mágico, haciendo que ninguno se pudiera separar hasta que se besaran, para Sirius era divertido ver como se sonrojoban las víctimas, y se la había pasado a lo grande riéndose, hasta que… le tocó a él.

Todo había sucedido muy rápido, sintió sed, y fue a buscar unas bebidas, sin querer chocó con alguien, cuando se volteó para disculpar, se encontró con el ceño fruncido de Severus Snape.

—Fíjate por donde vas, idiota—, refutó sarcásticamente el Slytherin.

Sirius apretó los labios para no contestarle, estaba pasando una velada agradable y no lo quería a echar a perder por una pelea.

Así que fue a tomar el vaso de refresco, cuando las manos del Slytherin y las de él se chocaron, haciendo que el único refresco que quedaba, se botara, y con el historial de ese par, ese acto fue más que suficiente, para colocarse a pelear.

Los demás sólo observaban, porque sabían que cuando se trataba de una discusión entre Sirius Black y Severus Snape, no había nada que los distrajera, se enfrascaban tanto en ellos mismos, que no les importaba lo exterior, ni siquiera de dieron cuenta que las hadas les había colocado un muérdago, sólo fue cuando se trataron de separar y no pudieron.

—Maldita sea—, maldijeron ambos chicos.

Pero ninguno hizo ademán de querer solucionar el problema.

—¿Qué hacemos?—, preguntó Sirius.

—No lo sé Black, no me las sé todas—, contestó cortante el pelinegro.

—Sabes de magia oscura, pero no sabes como quitarnos esta cosa—, puntualizó con ironía el Gryffindor.

—La única forma de quitarnos el muérdago es basándonos, pero yo paso, no deseo besarte.

—Yo tampoco me muero de ganas por hacerlo.

El silencio se instaló entre ellos dos, tratando de ignorar la presencia del otro.

Sirius ya se quería ir, quería tirarse en su cama y dormir, miró su alrededor, todos estaban muy borrachos, nadie les prestaba atención, así que girando del hombro a su acompañante, y sin darle tiempo de reaccionar, lo besó, lentamente primero, luego con más intensidad, pero lo mejor de todo fue, la reciprocidad que Snape le estaba dando.

Cuando terminaron, ambos se separaron como si no pudieran creer lo que había pasado, el Slytherin se dio media vuelta para irse, mas el Gryffindor lo detuvo.

—¿Lo podemos repetir?

Severus se tensó un poco, pero igual contestó.

—Mañana te aviso la hora y el lugar—, y se fue, dejando a Sirius con una sonrisa en los labios.

Conoceme y enamórate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora