regalo 2

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Sirius estaba aburrido en la fiesta que había en Hogwarts, era Hallowen, todos tenían que ir con una máscara, así que no podía saber con quien estaba tratando, y su oído no ayudaba mucho para identificar por la voz de la otra persona.

Estaba a punto de irse a la torre, cuando una persona chocó con él, cuando se volteó, se encontró con unos ojos tan negros como la propia noche, parecían un pozo sin fin, lo hipnotozaron de inmediato, la persona se dio la vuelta y Sirius la siguió, entre la multitud de cuerpos, perdió de vista a la persona misteriosa, hasta que la vio bailando en el centro del gran comedor.

El ojigris lo observó por un momento, el vaivén de sus caderas, era lo más hermoso que había visto en su vida, con una seguridad renovada, se acercó, colando uno de sus brazos alrededor de la cintura ajena.

El otro chico, (porque sí, sabía que era un chico), recostó su espalda, en el pecho de león.

Ambos cuerpos se movían sensualmete, hubo un momento en el que la persona misteriosa se dio la vuelta, la máscara que llevaba, tapaba completamente el rostro, sólo dejaba espacio para los ojos y la boca.

Sirius sólo se concentró en los labios que estaba viendo, acercó más al chico, y unió sus labios.

Por un momento pensó que iba a ser rechazado, cuando sintió como le devolvían el beso, fue corto, sin embargo, intenso.

Los dos se separaron respirando agitadamente, el chico misterioso le dio una suave caricia en el rostro, y se marchó, dejando a Sirius con una sensación cálida en el pecho.

Sirius no paraba de dar vueltas en la habitación, hacía días que buscaba al chico misterioso, sin embargo no había dado fruto su investigación.

—Sirius, vas a abrir un hueco en la habitación sino paras de dar vueltas—, lo regañó Remus.

—Moony es que necesito saber quien era el chico misterioso.

El licántropo resopló, masajeandose el puente de la nariz.

—Dime que recuerdas de él, quizá te pueda ayudar.

—Bueno, era una cabeza más pequeño que yo, ojos y cabello; negros, labios finos y contextura delgada.

Remus lo miró sorprendido, abría la boca como si quisiera decir algo, pero la cerraba bruscamente, y así siguió por unos minutos.

—Rem, ¿qué sucede?

—Sirius… ¿estás completamente seguro?

—Por supuesto.

—Pues según tu criterio de búsqueda, sólo hay una persona que encaja con ese perfil.

—¿Y ese es?

El otro chico titubeó un poco, pero era un Gryffindor, así que se armó de valor y soltó la bomba.

—Severus Snape.

Sirius abrió la boca, mas no dijo nada y salió del cuarto. Remus rezaba para que su amigo no cometiera ninguna estupidez.

El ojigris caminó por todo el castillo, buscando a Snape, una parte de él, se negaba que fuera quejicus el chico misterioso, aunque sólo había una forma de comprobarlo.

Lo vio caminando con Lily, ella hablaba mientras él escuchaba lo que decía, Sirius se acercó rápidamente a él, sin prestar atención a su acompañante, ni a los demás estudiantes que estaban a su alrededor, se paró enfrente del Slytherin y sin mediar palabra, lo besó.

Sentía como el otro chico se removía por unos segundos, hasta que se rindió al beso, devolviéndoselo tímidamente.

Y en ese momento, sintió lo que tenía días anhelando, calidez y tranquilidad, lo que jamás había sentido con sus otras conquistas.

—Eres mío Snape, y no pienso dejarte ir—, le susurró Sirius al oído.

—Y yo no pienso irme, al menos que me des buenos motivos para hacerlo.

—No lo haré, te lo prometo.

Y a partir de ese día, vivieron una hermosa historia de amor.

Conoceme y enamórate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora