Severus llegó para cumplir su castigo, no había podido dormir bien, se sentía cansado.
Vio a Sirius, pero esa vez no habían preguntas, se sorprendió ante eso, por pura curiosidad se acercó a donde estaba el Gryffindor, y dejó su bolso, este lo miró, al parecer el chucho no había dormido, porque tenía ojeras marcadas, seguro se había estado revolcando con algunas de sus conquistas, ese pensamiento le causó acidez en el estómago.
—Snape quiero hablar contigo.
—¿Tengo otra opción?
—Yo quería pedirte disculpas por todo lo que te he hecho, nada justifica lo mierda que he sido contigo…
—¡Cállate!—, espetó Severus con rabia, no iba a negar que muchas veces soñó con que Black le pidiera disculpas, pero de nada servía pedir perdón, el daño estaba hecho—, eres un cínico, ¿Cómo pretendes que disculpe 7 años de burlas y un intento de asesinato?
—Es cierto, pero quiero cambiar, quiero ser mejor persona por y para ti.
El corazón del pelinegro saltó de la emoción y por un momento se encontró deseando que todo fuera cierto.
—¿Para qué quieres que te perdone?
—Por que quiero que me des una oportunidad, quiero estar contigo—, le confesó Sirius mientras se acercaba a él.
El Slytherin negó rápidamente con la cabeza, eso era imposible, ¿Qué le aseguraba de que Black no le iba a hacer daño?, ¿O de qué todo era una mentira?
—Tú y yo, nunca estaremos juntos Black—, le informó mientras pasaba por un lado de él.
—Aunque sea déjame estar como amigos, por favor—, le suplicó.
—Ni como amigos, ni como amantes, ni como nada, no quiero tenerte cerca.
—Por favor aunque sea déjame ayudarte.
—¿Por qué?
—Porque sé que estás solo, no tienes a nadie, y por eso te uniste a los mortifagos.
Severus se paralizó ante aquella información, la cabeza le empezó a dar vueltas, y el corazón a latir rápidamente, por primera vez en mucho tiempo, sintió terror, terror de que esa información le destruyera lo poco que quedaba de su vida.
Empezó a sentir como el aire le faltaba, sus piernas empezaron a temblar haciéndolo caer al suelo, su garganta se cerró, trataba de respirar, pero le era imposible, estaba teniendo un ataque de pánico a toda regla.
—Severus, respira, calmate, todo va a estar bien, estoy contigo, te voy a proteger, lo prometo por mi vida—, le indicó Sirius tomándolo de la mano.
Severus sintió como el aire volvía a sus pulmones, aunque el ataque de pánico se le había pasado, lágrimas inundaron sus ojos.
—Sirius te lo juro que yo no quería, yo no quería convertirme en mortifago—, empezó a explicar agitadamente.
—Severus calmate, para que no tengas otro ataque, te creo.
No supo en que momento, pero estaba en un rincón de la sala encogido, como cuando su padre empezaba a discutir con su madre, él se refugiaba de esa manera, para poder estar a salvo.
Tanta era la emoción que invadía a ambos, que ninguno se dio cuenta que se estaban llamando por su nombre de pila.
Sirius se acercó lentamente y lo abrazó, una parte de Severus gritaba que lo apartara, mas otra no quería, se sentía demasiado a gusto en su pecho, como si no hubiera nada más, que ellos dos.
—También sé de tu relación con Malfoy, y por lo que vi, dudo que sea una relación en donde reine el amor—, comentó con amargura Sirius.
Severus sólo se encogió en el pecho del Gryffindor, como si así fuera a desaparecer.
—No te preocupes por eso, me encargaré de ese asunto, él no te va a volver a colocar un dedo encima.
El Slytherin no le hizo mucho caso a esas palabras ya que no le encontró sentido, el cual se lo vino encontrando, cuando esa noche, le informaron que Lucius Malfoy, había muerto.
°•°•°•°•
Sirius jamás imaginó en convertirse en asesino, pero las ganas de querer hacerle justicia a Severus, fue superior a cualquier valor moral que tuviera, era irónico, porque pasó de ser verdugo a justiciero, aunque quisiera negarlo, en el fondo sabía que no era mejor que Malfoy, sin embargo, sus ganas de remediar los errores del pasado a como diera lugar, nubló su juicio.El plan al principio era hacerle una pequeña broma, algo para molestar, por eso había ido al despacho del profesor Slughorn, robó un frasco cualquiera del estante, en la hora de la cena, con la capa de invisibilidad puesta, se había acercado al plato en el que estaba comiendo y había vaciado todo el frasco, todo iba normal hasta que de un momento a otro el rubio se desplomó y cayó al suelo, no fue hasta ese momento en que Sirius revisó el frasco, y en ese decía en una letra muy pulcra, filtro de muertos en vida.
Más tarde esa noche, a hurtadillas escuchó como Madame Pomfrey le informaba a Dumbledore que Malfoy había muerto de un paro cardíaco.
Había asesinado a Malfoy, accidentalmente, pero asesinato, era asesinato, por más que lo coloreara de otra forma, aún así, no sentía remordimiento o culpa, no como cuando se enteró de que había mandado a Snape a enfermería por la broma sin gracia que le había hecho en quinto, ¿eso lo hacía un monstruo?, no tenía respuesta, ni ganas de encontrar una. No obstante, la pregunta que más le atormentaba era, ¿qué pensaría Severus si se enteraba?
A la mañana siguiente, las clases fueron suspendidas, en honor a la muerte del heredero Malfoy, Sirius buscó en todos lados a Severus, necesitaba hablar con él, quería saber lo que pensaba de lo que había pasado, porque sabía que el pelinegro no era un idiota, y que había deducido que la muerte del rubio, no fue un simple accidente.
El Slytherin estaba debajo de un árbol, mirando al lago, se veía tranquilo, como si su amante no hubiera muerto, en menos de 12 horas, y Sirius se alegraba de que no le estuviera guardando luto a ese imbécil.
—Snape, quiero hablar contigo.
El aludido no se inmutó, y cuando habló, lo hizo de una manera tranquila.
—¿Fuiste tú, cierto?
—Sí… yo…
—Gracias.
El ojigris se impactó ante lo dicho, no daba crédito a sus oídos.
—¿Qué?
—Gracias, Black, me quitaste un peso de encima, hiciste lo que yo nunca pude hacer desde hace tiempo, me quitaste a Lucius de encima.
—¿No piensas qué soy un monstruo?
—¿Lo hiciste a propósito?
—No, fue un accidente.
—Entonces no eres un monstruo.
La confirmación de Severus, hizo que el Gryffindor, suspirara aliviado.
El pelinegro se levantó de donde estaba, y se acercó a él, tomó su rostro y le dio un beso casto en los labios.
—Te veo en el castigo.
Y se fue, dejando a Sirius con el corazón acelerado.
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Conoceme y enamórate de mí
RandomSirius Black y Severus Snape, no se llevan para nada bien, y eso para nadie es un secreto, el director ya cansado de sus disputas, decide intervenir, haciendo que ambos chicos se conozcan, pasando tiempo juntos, ¿Podrá ellos ser amigos?