regalo 11

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Severus estaba observando por la ventana como la noche desaparecía, dándole el paso a un nuevo día, los colores eran hermosos, le causaba melancolía.

—¿Por qué tan solo?—, le preguntó en un susurro una voz.

Severus se volteó, y observó a su novio Sirius desnudo, en todo su esplendor, sonrió un poco, recordando todo lo que habían hecho la noche anterior.

—No tengo quien me acompañe—, le contestó con una pequeña sonrisa el pelinegro.

—Sí, si tienes—, le aseguró Sirius, abrazándolo por la espalda.

Se quedaron así, abrazados, observando como los colores del amanecer, desaparecían.

Y por primera vez, no sintió la melancolía que le generaba el amanecer.

Conoceme y enamórate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora