Sirius nunca se había considerado mala copa, jamás, a diferencia de sus amigos, tenía demasiada resistencia respecto al alcohol, podía tomar 4 botellas de Whisky de fuego y seguir como si nada, pero esa vez, el alcohol ya le había subido a la cabeza.
—Canuto, deja de tomar, si llegas en ese estado al castillo, Mcgonagall te va a castigar—, lo reprendió Remus con suavidad.
—No te preocupes Moony, no va a pasar nada—, contestó él.
Él tomaba para olvidar que le gustaba alguien que le era imposible tener, el grandioso Sirius Black sufriendo por desamor, cuando podía elegir a cualquiera, se termina fijando en quien no le daba ni los buenos días.
Había salido Remus y él, James estaba con Lily y Peter enfermo, así que eran ellos dos, el licántropo parecía una madre, cuidando cada trago que daba.
El ojigris recorría con la mirada el lugar donde estaba, hasta que una cabellera negra, llamó su atención.
Era Severus Snape con sus amigos sentados en una mesa, Sirius sonrió como un niño.
—¿Adivina quién está aquí, Remus?
—¿Quién?
—Severus Snape.
—Sirius, por lo que más quieras, no te metas en lío, estás borracho.
—No te preocupes Moony, lo tengo todo controlado—, comentó mientras se levantaba de su puesto.
—Sirius siéntate.
Pero el susodicho no le hizo caso, se levantó y caminó a la mesa en donde se encontraban las serpientes reunidas, tenía una idea y su mente borracha le parecía magnífica.
Tambaleándose llegó a su destino, no le importó las miradas de desdén que le estaban dirigiendo, porque tenía su mirada fija en un solo objetivo.
—Snape.
El mencionado giró su rostro, en este tenía una mueca de asco, como siempre cuando lo veía.
—¿Qué quieres chucho?—, espetó con frialdad el pelinegro.
Merlín, amaba fastidiar a ese chico, el gusto de verlo enojarse, valía la pena todo.
Sirius tomó una silla y se sentó a su lado, los presentes tenían las varitas levantadas para atacar, pero ninguno de los dos chicos apartaba la mirada del otro.
El león sonreía astutamente, como si Severus fuera una presa que desea casar, y luego de un momento a otro, soltó lo que tenía en mente.
—Me gustas Snape, me gustas mucho, me encanta tu sonrisa sarcástica, tus comentarios ingeniosos, tus miradas rabiosas, dirigidas por y para mí, sé que dirás que estoy borracho, pero recuerda que el licor entra y la verdad sale.
Y sin más, se levantó del asiento, dejando anodado a Severus, se tambaleó hasta llegar a donde su amigo.
—Vámonos Rem, ya hice lo que tenía que hacer.
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Conoceme y enamórate de mí
RandomSirius Black y Severus Snape, no se llevan para nada bien, y eso para nadie es un secreto, el director ya cansado de sus disputas, decide intervenir, haciendo que ambos chicos se conozcan, pasando tiempo juntos, ¿Podrá ellos ser amigos?