Capítulo 23

757 106 9
                                    

.. ¿cuando nos vas a elegir?, cuando vas a dejar de ser un cobarde y lucharás por lo nuestro.

Las palabras de Sirius no paraban de repetirse una y otra vez, se sentía entre la espada y la pared, deseaba que todo fuera distinto, haber conocido a Sirius en otro momento, que no existiera la guerra, que él no estuviera tan roto, que no fuera un cobarde que no aprovecha la oportunidad de seguir su corazón, desearía cambiar las cosas.

Estaba tan entretenido en sus pensamientos, que se asustó cuando alguien lo abrazó por detrás.

-Desde aquí puedo escuchar tus pensamientos Severus-, le dijo Sirius apretandolo en su pecho-, lo siento, no tuve que haberte dicho eso, me dejé llevar.

-Lamento no poder ser la persona que tanto deseas.

-Ey, no digas eso-, le reprendió el chico, dándole la vuelta para que lo mirara a los ojos-, no eres ningún cobarde, yo dije eso porque me siento frustrado, no puedo amarte libremente y eso me enoja.

-Yo también quiero amarte libremente.

-¿Me amas?-, preguntó estupefacto el ojigris.

-¿Tú qué crees idiota?-, contestó molesto el pelinegro queriéndose apartar del pecho del idiota.

Sirius soltó una carcajada, y lo abrazó más fuerte, empezaron a forcejear, causando que terminaran cayéndose, Severus terminó encima de Sirius, peligrosamente cerca de su boca, y como el otro chico no era precisamente tonto, aprovechó esa oportunidad y lo besó.

Sus labios se movían suavemente, como si apenas se estuvieran conociendo, sin prisa, como si nada estuviera pasando afuera.

Una de las manos de Sirius se presionó en la nuca de Severus para profundizar más el beso, mientras que con la otra bajaba por su espalda, llegando a sus glúteos y apretando.

El ex-Slytherin se apartó jadeando del beso.

-¿Quieres parar? ¿Te sientes incómodo?-, preguntó Sirius con preocupación.

Severus lo miró con ojos de amor, y su corazón hinchado de felicidad, que aunque hubiera pasado el tiempo, Sirius seguía velando por él.

-Te he extrañado demasiado, ni siquiera se te ocurra parar.

Sirius sonrío con picardía, y volteó el cuerpo de Severus dejándolo debajo suyo.

-Prometo que te haré disfrutar, sólo seremos tú y yo, disfrutemos esta noche, porque si tú te vas, aunque sea me queda el recuerdo-, susurró el ex-Gryffindor, acariciando el rostro que tenía enfrente.

Volvió a besar esos labios que tanto deseaba, profundizando el beso, pero ya no era un beso delicado sino uno en donde expresaba las ganas que tanto había guardado, la ropa empezó a estorbar y por consiguiente empezó a desaparecer.

Sirius tomó su tiempo en acariciar el cuerpo de Severus, adorando cada rincón con sus labios y lengua, internamente se sintió orgulloso por causar erizar esa piel blanquecina, escuchar esos pequeños suspiros y gemidos de placer puro.

-Déjate de juegos Sirius-, reprendió Severus sin poder aguantar tanta excitación.

Sirius sonrío encatadoramente, demostrando el porqué siempre fue el casanova de Hogwarts.

Cuando por fin Sirius decidió enterrarse en el interior de Severus, el cual ya estaba preparado con anticipación, se sintió aliviado, colocó su frente en el pecho del otro chico, y con suavidad empezó con sus embestidas, para luego acelerar sus movimientos.

El sudor de ambos cuerpos se mezclaban, dos cuerpos uno sólo, dos almas una sola, porque no sólo es un acto carnal sino de amor.

-Te amo Sirius-, dijo jadeando Severus, ya sintiendo su clímax.

-Yo más mi amor-, le respondió Sirius.

Ambos culminaron juntos, sintiéndose en la gloria, manteniéndose abrazados, deseando estar así para siempre.

-Quítate Black, tengo que preparar comida.

-No.

-Black...

-5 minutos más.

Severus se quitó del abrazo y empezó a recoger su ropa.

-Tenemos toda la noche, perro, pero hay que comer.

Se dirigió a la cocina a preparar la comida y prendió la radio, era una costumbre que había adquirido para saber si Sirius y Lily estaban bien.

El ojigris había entró a la cocina, tomando una silla para sentarse.

-Te ves tan hermoso con tu carita post- orgasmica-, anunció risueñamente Sirius.

-Si me sigues molestando, no vas a comer, y no me refiero precisamente a la cena.

El amenazado se empezó a reír con demasiada alegría, sin tomar enserio la amenaza.

Severus sonrió un poco, había extrañado un poco la energía alegre de su amor.

En la radio sonaba música romántica, demasiado empalagosa, hasta que la transmisión se empezó a cortar y él soltó el cuchillo con que estaba cortando, dando un grito de dolor, su antebrazo le ardía como si se lo estuvieran quemando.

Sirius corrió a ayudarlo y le descubrió el antebrazo, el de piel cetrina notó algo inusual, la abominable marca tenebrosa estaba desapareciendo.

-Amor, ¿qué pasa?, me estás asustando.

El pelinegro estaba demasiado concentrado en su dolor como para poder concentrarse en lo que le estaban diciendo.

Poco a poco el dolor fue desapareciendo, y su respiración empezó a volver a la normalidad.

-Repetimos, noticia de última hora, el que no debe ser nombrado ha sido derrotado.

-Me estás jodiendo-, murmuró sin creer lo que estaba escuchando.

Se empezó a escuchar que golpeaban la ventana, Severus se colocó de pie, haciéndole señas a Sirius de que se escondiera, corrió sigilosamente la ventana, para encontrarse con una lechuza con una carta atada a la pata, le dio paso para que entrara, y desató la carta, después de cumplida su misión el ave se fue.

Severus denserrolló el pergamino con rapidez, leyó rápidamente la carta, sintiendo demasiada ansiedad en su cuerpo.

-Sev, ¿qué dice la carta?

El mencionado levantó la cabeza y lo miró a los ojos, sentía que su corazón se iba a salir, le pasó el pergamino para que le confirmara lo que había leído.

Querido Severus, me alegro informarte que Voldemort ha sido derrocado, ya eres libre... me corrijo, tú y Sirius ya son libres para amarse en total libertad, sigue a tu corazón.

Mis mejores deseos.
Dumbledore.

-Eso quiere decir...-, empezó a hablar el ex-Gryffindor.

-Que somos libres-, terminó de decir Severus.

Sirius corrió a abrazarlo y a girarlo entre sus brazos.

-¡Somos libres amor! ¡Libres!

Severus comenzó a llorar de la felicidad, por fin la pesadilla había terminado.

-Sí mi amor, al fin somos libres.

Conoceme y enamórate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora